La vida de la misionera María Teresa Unzu, una verdadera inspiración

La vida de la misionera María Teresa Unzu, una verdadera inspiración

  • On 28 de marzo de 2022

OMPRESS-INDIA (28-03-22) La hermana María Teresa Unzu, de las Misioneras de Cristo Jesús, una de las fundadoras de la misión de esta congregación en Pune, fallecía en enero. Una hermana suya en la congregación, Noella de Souza MCJ, hace un perfil de esta religiosa y de su vida misionera, una verdadera inspiración, un sueño de esperanza y un camino de amor.

“Lamentamos la pérdida de nuestra querida Hermana María Teresa Unzu, una de las fundadoras de las Misioneras de Cristo Jesús, el 20 de enero de 2022 en Pune. No es sólo una pérdida para toda la familia MCJ en la India, sino una pérdida inconmensurable e irremplazable para todo el Instituto que tuvo un camino privilegiado de 78 años con ella. Estuvo con nosotras desde el inicio de este Instituto, dándolo todo por las MCJ hasta su último aliento. Mientras lamentamos su pérdida, también celebramos su vida y su contribución para formar a las Misioneras de Cristo Jesús. En esta su última peregrinación os invitamos a uniros a este desafío y participar en su sueño de un mundo, donde como ella, cada uno de nosotros demos todo.

Hace 97 años, en 1924, una singular persona llamada María Teresa Unzu Lapeira fue dada como un gran regalo a esta tierra. Era miembro de una inmensamente feliz y numerosa familia Unzu de 17 hijos que residían en Pamplona, España. Muy pronto se hizo evidente que María Teresa tenía atributos excepcionales, que iba a desempeñar un papel histórico en este escenario. A la temprana edad de 18 años se convirtió en miembro fundador de las Misioneras de Cristo Jesús y desde entonces no ha habido vuelta atrás. Poco después, en 1948, Teresa ya emprendió su primer viaje largo, un viaje a lo desconocido, a la India.

Cuando conocí a Teresa, cuando era una joven novicia, me pregunté cómo sería nuestra iglesia si los católicos bautizados al nacer como yo tuviéramos la mitad de pasión por Cristo que María Teresa tenía. Cuando la volví a ver, un año o dos después, vivíamos y trabajábamos juntas en Nirmala Rajkot, una vez más me quedé anonadada por su convicción. Nos hemos encontrado una y otra vez desde entonces y nunca dejé de sorprenderme por esta mujer, siempre llena de energía, relacionada con personas de todos los ámbitos de la vida que venían a estar con ella, a sentarse a su sombra, no solo los que fueron estudiantes con ella, sino también sus hijos, nietos y ahora hasta bisnietos. Todos se dirigían a Teresa encantados por su personalidad persuasiva y su cálida bienvenida.

Pasión y celo serían dos palabras que resumirían la vida de María Teresa. Solicitada por el obispo de Ahmedabad, la “carismática” Teresa fue una de las pioneras en llegar a Rajkot para comenzar una escuela exclusivamente para niñas. Pero, ¿de dónde sacaría el dinero para hacer precisamente esto? Su fuerte fe siempre le había proporcionado respuestas y esta vez no fue la excepción. Nirmala Convent School comenzó en 1970 y floreció, satisfaciendo la extrema necesidad de educación de las niñas en la región, superando con creces todas las expectativas. Pero Nirmala estaba en las afueras de Rajkot en una tierra semidesértica. ¿Qué tal un poco de vegetación? María Teresa todas las tardes después del horario escolar estaba con el jardinero y su pequeño hijo en un carrito de mano, regando árboles jóvenes que ahora se han convertido en árboles adultos que dan la sombra que Nirmala siempre necesitaba. Una de las características únicas que practicaba Nirmala en esos primeros días era la inclusión… una palabra de moda hoy. Teresa se aseguró de que la hija del gobernador se sentara al lado de la hija del peón, ambas siendo enseñadas por la bien titulada hija del chofer. Teníamos una joven estudiante con parálisis cerebral que era la mascota de su clase. Las aulas del décimo grado se llevaron a la planta baja para acomodar a unos hermanos que eran tan pequeños que podían tumbarse en sus pupitres y escribir sus exámenes de bachiller. Un maestro tenía una silla de ruedas para llegar a su salón de clases. ¡Y todo esto en un momento en el que ni siquiera se pensaba en la inclusión!

La historia no estaría completa si no recordáramos sus visitas anuales a la cárcel de Raksha Bandhan (fiesta del amor hermano-hermana), para atar rakhis (cordón sagrado) a sus hermanos presos, con algunos de los cuales todavía se mantenía en contacto. Lo que mantuvo a Teresa en marcha fue la pasión eterna que desafió la edad, la geografía y los perfiles laborales. La mayoría de las personas comienzan a esperar la jubilación a la edad de 60 años, pero Teresa pertenecía a otro cuadro. Asumió una nueva tarea con mucho entusiasmo y empatía, después de 40 años como directora de Nirmala: ser directora de la escuela primaria dirigida por los jesuitas en Gandhinagar, vivir sola y darle su toque único a todo lo que hacía.

Teresa siempre ha sido para mí un modelo a seguir de una mujer fuerte. Dirigiendo el Nirmala estaba tranquila y confiada, con total control, sin importar lo difícil que fuera el camino o lo remoto que fuera el destino. Se encontró con el éxito y con el fracaso con la misma actitud desapegada. ¿Y qué hizo mejor? Compartía su experiencia de Cristo con todos y cada uno. ¿Y cómo lo hizo? Teresa tenía en particular un talento para ser una molestia, perturbando a las personas que se han vuelto demasiado cómodas en su fe, influyéndolas con ese celo apostólico que es necesario para que una Iglesia Misionera avance. Esto es lo que la hace destacar como miembro fundador de nuestras Misioneras de Cristo Jesús.

El celo apostólico implica un elemento de locura espiritual, de sana locura, ya que anunciar a Cristo tiene sus consecuencias. Nunca fue alguien que se sintiera cómoda como una ‘cristiana del asiento trasero’ en su zona de confort. Teresa era un estorbo porque era una mujer que con su prédica, su trabajo, su actitud irritaba a los demás. Estaba convencida de que el Señor siempre quiso que saliéramos adelante… y nunca se refugió en una vida tranquila o en estructuras acogedoras. Teresa era una molestia, pero tenía en su interior la más cristiana de las actitudes: el celo apostólico. No era una mujer de compromiso. ¡No! Su postura era hacia adelante. Una persona ardiente, pero este fuego no era solo por su carácter. Es el fuego de su pasión por Jesús, que la acompañaba.

Y este celo apostólico en Teresa no era un entusiasmo por el poder, por la posesión. Era algo que venía de dentro, algo que el Señor quería de ella. ¿Y de dónde procedía este celo apostólico”? Vino de conocer a Jesús. Teresa había encontrado a Jesús, lo había encontrado, pero no con un conocimiento intelectual, científico, sino con ese conocimiento de primera mano, el del corazón, del encuentro personal.

Invito a todos a orar al Espíritu Santo para que este celo apostólico que no es sólo propiedad de los misioneros, que no seamos “Misioneros tibios que no tienen ganas de avanzar”, que no seamos cristianos de segundo plano, educados, sino capaces de vivir como testimonio de la Iglesia mediante el anuncio y el celo apostólico.

Por eso hoy le pedimos al Espíritu Santo que nos dé todo este fervor apostólico, que nos dé la gracia de estar molestos cuando las cosas están demasiado tranquilas en nuestras comunidades, en nuestra Iglesia. Pidámosle al Espíritu Santo por esto y si molestamos a la gente, bendito sea el Señor.

Teresa también fue valiente y nos mostró cómo debemos estar profundamente arraigadas en nuestra propia Escritura. Ella inspiró no solo a los cristianos sino también a personas de todas las religiones en la India y en el extranjero. Que su hermoso legado de sencillez en el estilo de vida sea emulado por nosotras que hemos tenido el privilegio de vivir con ella durante estos últimos años.

Una parte importante de su personalidad es que era como Robin Hood. Se mantuvo en contacto con tantos donantes en todo el mundo para poder ayudar a los innumerables pobres a quienes conocía tan bien y aprendió a amar. Hasta hace poco, pasaba unas dos horas diarias en el jardín barriendo hojas secas para recogerlas y llevarlas a nuestro pozo de abono. Una ávida oyente, se sentaba frente al televisor y, aunque a su edad tenía problemas de audición, estaba al día con detalles precisos sobre todos los eventos actuales del mundo. Y, por supuesto, las noticias las compartía con todas nosotras en caso de que nos perdiéramos algo. Como todos sabemos, Teresa era conocida por su humanismo radical. Influyó en la mente de jóvenes y mayores, y estaba convencida de que la persona humana es objeto del amor especial de Dios. Su aporte perdurable lo comunicó a través de sus cartas, relaciones y amor por la naturaleza.

Mirando hacia atrás en sus 97 años, ves una vida tan multifacética que es difícil compararla con la mayoría de las otras. Admiro a esta mujer y tengo un cariño muy grande por ella, con la que he convivido en diferentes momentos. Incluso en sus últimos años era una fuerza, aunque callada, una persona que ponía orden en las cosas, andaba por la casa añadiendo belleza con sus arreglos florales, sus plantitas y maceteros. Ella era un gigante que se eleva por encima de nosotras por la integridad y la moralidad que practicaba; logró mucho para cientos de sus estudiantes y sus familias, pero rara vez hablaba de ello. Para algunos Teresa era alegre y encantadora. Para otros, era una gran amante de las personas. Algunos la consideraban una pensadora creativa. Me gusta mirarla como una hermana mía, sencilla, que vivió profunda y genuinamente cada momento de su vida, haciendo así una contribución significativa a la congregación. Teresa tu misión de fe, un sueño de esperanza y un camino de amor te convierte en una verdadera inspiración. ¡Muchas bendiciones!”.

 

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