EN ESTE NÚMERO…
Además de incluir los temas recogidos en su edición digital, la versión en papel de Misioneros entrevista a Mons. Aníbal Nieto, primer obispo, ahora emérito, de la diócesis de San Jacinto, en Ecuador; país al que este carmelita descalzo, misionero incansable, llegó en barco hace 50 años para descubrir “no solo un lugar hermoso”, sino también “lleno de gente buena, que se pone en camino contigo para sacar adelante cualquier proyecto pastoral”. A lo largo de estos años, Mons. Nieto se ha dedicado a acompañar a los más pobres, promover proyectos sociales y anunciar el Evangelio con sencillez, además de cultivar una intensa vida de oración que ha plasmado en varios libros. “Mi único objetivo –indica- ha sido que todas las personas a las que atendemos cada día sientan el amor y la ternura de Dios a través de nuestras manos”.
Uno de los protagonistas de la sección “Misión viva” es el misionero claretiano Carlos Tobes, que este año celebra sus bodas de oro como sacerdote. Medio siglo al servicio de los demás por países tan diversos como Timor, Filipinas, Honduras y Francia. En nuestros días, en París, Carlos, junto a otros cuatro compañeros claretianos, se ha unido a la Misión Católica Española, celebrando misas y atendiendo la pastoral y a personas migrantes con grandes necesidades. Al preguntarle si habrá otra etapa tras la capital francesa, lo tiene claro: “Estoy abierto a todo, mientras pueda, la cabeza me funcione y el cuerpo lo resista. Solo hay que mirar el ejemplo del papa Francisco, hasta el último día de sus 88 años sirviendo a los demás”.
Precisamente al Santo Padre fallecido está dedicada la sección “En el objetivo”. En ella, junto a la foto de unas religiosas que oran frente a un cuadro de Francisco al que pasan un paño, un texto que comienza: “Limpiando bien la figura de ese Papa para enmarcar, que desde ahora nos acompañará y rezará por toda la humanidad desde el cielo. Que se vea bien su expresión alegre, rebosante de ese Evangelio que le producía tanto gozo…”.