Misa por el Rito Zairense en el “corazón” de Madrid

  • On 8 de junio de 2022

OMPRESS-MADRID (8-06-22) El próximo domingo 19 de junio en la Parroquia-Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Madrid se celebrará esta misa con un coro congoleño, sacerdotes de diversos países de África, lanzas, bailes y un profundo sentido espiritual de la Eucaristía. Será el padre François Ndali, de los Misioneros del Sagrado Corazón, quien presida la misa, a las 10:30 h., en esta parroquia de la madrileña Avenida de Pío XII, siguiendo el rito de su país, República Democrática del Congo.

Son varios los motivos por los que esta Eucaristía se celebra de manera tan especial. Con ella se inicia un “Ciclo de Misas del mundo” que pretende traer a Madrid las formas y costumbres de celebrar la Eucaristía en aquellos lugares donde están presentes los Misioneros del Sagrado Corazón o tiene un fuerte arraigo la devoción a Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Además, está enmarcada dentro del “Camino al Sagrado Corazón 2022”, de la parroquia, y, por último, un tercer motivo más entrañable. Tanto el P. François Ndali, msc, como la comunidad parroquial quieren que haya un recuerdo emotivo de su paso por la parroquia.

Durante tres años, el P. François Ndali, msc, ha estado residiendo en la casa provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón de España en un periodo de formación como sacerdote y colaborando en la acción pastoral de la Parroquia-Santuario. Su trabajo final de estudios tiene como temática la “Interculturalidad en la vida religiosa y misionera”, algo muy presente en las formas y maneras de desarrollarse la liturgia por el Rito Zairense.

El Rito Zairense o Congoleño es una adaptación africana, más particularmente congoleña, del rito litúrgico romano de la Iglesia Católica. Este rito fue aprobado por la Santa Sede en 1988 y supone la puesta en práctica de la idea de inculturación, buscando involucrar a los fieles en la vida litúrgica a través del reconocimiento y la aceptación de la cultura local.

Los obispos de las diócesis de la actual República Democrática del Congo se dieron cuenta de la falta de adaptación de la liturgia romana a la cultura de los pueblos de África a los que evangelizaban. Esta situación impedía una participación activa de los fieles en la liturgia. Era necesario intentar remediar esta situación siendo conscientes del papel que juega la liturgia en la existencia cristiana. Por ello, creyeron conveniente establecer un rito propio, con el deseo de llegar al alma del pueblo africano a través de la acción litúrgica misma. Esto suponía estar en consonancia con la mentalidad local típica del Congo: Involucrar a todas las personas de manera participativa en la celebración eucarística. Los cantos y danzas africanas son los signos que más pueden llamar la atención respecto al rito romano, pero hay momentos de un profundo sentido espiritual, como la invocación a los “antepasados de corazón recto”, o de participación de la comunidad, como las ofrendas en especie con comida o bebida. En definitiva, un rito con signos culturales de África, pero con una perfecta unión cristiana.

Respecto a este rito, el Papa Francisco dice: “El caso del rito zairense también sugiere un camino prometedor para la posible elaboración de un rito amazónico, en la medida en que se tienen en cuenta las necesidades culturales de un área específica del contexto africano, sin alterar la naturaleza del Misal Romano, como garantía de continuidad con la antigua y universal tradición de la Iglesia”. Siempre apegado a la piedad popular, Francisco subraya que todo pueblo que se haya encontrado con Jesucristo debe poder buscar “invocar a Dios, que se reveló a través de Jesucristo, con sus palabras, con su lenguaje religioso, poético, metafórico, simbólico y narrativo”.

El P. Julio Chevalier, msc, fundó los Misioneros del Sagrado Corazón en 1854, el día de la Inmaculada Concepción. Sacerdote muy preocupado por los males que aquejaban a las personas de su tiempo, quiso darles una respuesta adecuada desde la Espiritualidad del Corazón de Cristo. La apertura de su corazón a la Iglesia universal y la obediencia filial al Papa, llevó al P. Chevalier a sentir la urgencia de la llamada a colaborar en las misiones lejanas. Así, el año 1881 sale el primer grupo de MSC a la misión que la Santa Sede les confió, Melanesia y Micronesia. En la actualidad estos religiosos están presentes en 50 países.

 

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