Mamá Antula, misionera y laica, la “Santa Teresa de América”

Mamá Antula, misionera y laica, la “Santa Teresa de América”

  • On 5 de marzo de 2018

OMPRESS-ARGENTINA (5-03-18) Este 7 de marzo es el segundo año que se celebra en Argentina la festividad de “Mamá Antula”, la beata María Antonia de San José. Esta beata argentina del siglo XVIII – nació en Santiago del Estero en 1730 y murió en Buenos Aires en 1799 – fue propuesta como ejemplo en 2010 por el entonces cardenal Bergoglio. Sus restos descansan en la Basílica de la Piedad de la capital Argentina.

En algunas diócesis y parroquias argentinas se ha celebrado la novena antes de la festividad de esta beata, reflexionando sobre la identidad misionera de la Iglesia, y la inspiración de la Evangelii Gaudium del Papa Francisco. Entre otras iniciativas ayer domingo, en Santiago del Estero, su localidad natal, tenía lugar una gran peregrinación en motocicleta y bicicleta, hasta la capilla de la beata, donde este día 7 se esperan miles de fieles.

Con motivo del bicentenario de la independencia de Argentina, el actual Papa Francisco, escribía a sus fieles: “En este año del Bicentenario, me animo a proponerte que te acerques como peregrino a la Parroquia de Nuestra Señora de la Piedad. Y, ante la tumba de la Madre Antula, pedíle para vos, para mí y para cada uno de los catequistas de esta bendita ciudad, su grandeza y su fortaleza”.

Esta mujer, que era laica, recorrió cientos de kilómetros del entonces Virreinato del Río de la Plata. Iba descalza y lo que proponía era que todos, pobres y ricos, hombres y mujeres, vivieran la experiencia de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Y esto, en medio de la expulsión de los jesuitas en 1767.

La llamaron “mamá” por su cercanía y, Antula, como diminutivo de su nombre. Era incansable: “quisiera andar hasta donde Dios no fuese conocido”. Así llegaba hasta Montevideo en Uruguay, siempre descalza, con su cruz en la mano. Gracias a su labor se llegaban a reunir tandas de 200 personas haciendo ejercicios espirituales. Por su perseverancia fue llamada la “Santa Teresa de América”. Como han reconocido los obispos argentinos, esta mujer se anticipo al Magisterio del Concilio Vaticano II y al de los últimos Papas. Fue beatificada el 27 de agosto de 2016.

 

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