Las Obras Misionales Pontificias, el secreto mejor guardado de la Iglesia

Las Obras Misionales Pontificias, el secreto mejor guardado de la Iglesia

  • On 24 de abril de 2024

OMPRESS-MALAWI (24-04-24) Mons. Vincent Frederick Mwakhwawa ha sido durante diez años director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Malawi. Con esta experiencia de dos lustros refleja en una carta lo que han significado y significan las OMP para su país y para tantos otros países de África. El Papa Francisco le nombraba a finales del año pasado obispo auxiliar de Lilongwe, una de las ocho diócesis de Malawi, y, en enero, era consagrado obispo.

A continuación la carta dirigida a las Obras Misionales Pontificias de Estados Unidos. Una carta que puede hacerse extensible a todos los colaboradores, donantes y voluntarios que ven el apoyo a la misión y a las misiones como parte de su compromiso misionero.

“Mientras escribo esta carta desde el corazón de Malawi, ahora que sirvo como obispo auxiliar de la archidiócesis de Lilongwe, mi mente se remonta a un momento crucial de mi sacerdocio: mi nombramiento como Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP). Hasta entonces, tenía una vaga idea de lo que hacían y representaban las Obras, pero a través de recibos de entrega y leyendo varios materiales sueltos que había en la oficina, me di cuenta de había sido introducido en el secreto mejor guardado de la Iglesia.

Al reflexionar sobre esta experiencia, recuerdo la parábola de Lucas 15, 8-10, donde una mujer enciende una lámpara y busca diligentemente una moneda perdida hasta que la encuentra. Una vez encontrada, llama a sus amigos y vecinos para compartir su alegría. En muchos sentidos, descubrir la profundidad y el impacto de las OMP fue como encontrar esa preciosa moneda. La labor de las OMP, en su silenciosa y profunda influencia, es como la vela en la parábola, iluminando el camino de compartir el Evangelio y, al hacerlo, cambiando vidas.

La Iglesia en Malawi, al igual que muchos otros territorios de misión en África, Asia y América Latina, ha sido moldeada de modo significativo por el apoyo espiritual y financiero que fluye a través de las OMP. Este apoyo ha sido una piedra angular a la hora de establecer iglesias, escuelas, clínicas de salud y diversas infraestructuras de servicios sociales. Es sorprendente pensar que la Iglesia en los Estados Unidos, beneficiaria ella misma de las OMP en sus primeros años, se haya convertido en un importante contribuyente a nuestro crecimiento.

Sus aportaciones, queridos amigos de Estados Unidos, han sido un salvavidas para nuestra comunidad. Gracias a su generosidad, hemos sido testigos de la difusión del Evangelio y la manifestación tangible del amor de Cristo en Malawi. Cada proyecto misionero impulsado aquí, desde clínicas de salud rurales que combaten enfermedades como la malaria hasta escuelas que educan a futuros líderes, ha sido impulsado por sus oraciones y sacrificios económicos.

En mi nuevo papel como Obispo Auxiliar, llevo conmigo las lecciones aprendidas de mi experiencia en las OMP. Veo más claramente la necesidad crucial de apoyo continuo y toma de conciencia de la misión de las OMP. A medida que seguimos haciendo frente a desafíos como la pobreza, las enfermedades y la necesidad de una educación de calidad, el apoyo de las OMP se vuelve cada vez más vital.

Vuestro compromiso, queridos hermanos y hermanas en Cristo, trasciende las fronteras geográficas. Es un testimonio del llamado universal a la misión que todos compartimos como cristianos bautizados. Sus oraciones y generosas donaciones no son solo actos de caridad; son actos de fe que repercuten en todos los continentes, trayendo esperanza y transformación.

Durante más de una década como Director Nacional de las OMP en Malawi, fui testigo de primera mano de cómo el apoyo de las OMP, impulsado por la generosidad de católicos como ustedes en los Estados Unidos, ha sido un faro de esperanza y transformación. Desde la edificación de iglesias hasta el establecimiento de escuelas y clínicas de salud, la ayuda de las OMP ha sido una piedra angular no solo en la construcción de infraestructuras sino también en el fomento de la fe y la comunidad.

El camino de la Iglesia en Malawi, apoyado por las OMP, es un testimonio del poder de la oración colectiva, de los sacrificios económicos y de la fe inquebrantable. Es impresionante ver cómo nuestras parroquias, nuestras escuelas y nuestras clínicas son manifestaciones físicas del Evangelio, sirviendo no solo a nuestra comunidad católica sino a todos los que buscan refugio, conocimiento y curación.

Al aceptar mi nuevo papel como Obispo Auxiliar, este ‘secreto mejor guardado’ de la Iglesia es algo que me comprometo a compartir en todas partes. Porque es a través de las OMP que el amor y la solidaridad de la comunidad católica global se expresan de manera más tangible. Su apoyo a través de  las OMP no es simplemente una donación; es compartir el tesoro mismo de nuestra fe, similar a difundir la luz del Evangelio en los lugares donde la esperanza y la orientación son más necesarias.

Esta misión, llevar la luz de Cristo a todos los rincones del mundo, es más crucial ahora que nunca. En un mundo marcado por la pobreza, la injusticia y la desesperación, la Iglesia es un faro de esperanza y salvación. Ustedes, queridos amigos en los Estados Unidos, a través de su apoyo a las OMP, son una parte integral de esta misión.

Para terminar, quiero agradecerles una vez más el compartir su fe con nosotros. La mayoría de ustedes no nos conocen y es posible que hasta hoy nunca hayan pensado en nosotros. Pero ustedes han sido la mano extendida que comparte amor de Cristo con nosotros. Sepan que están en mis oraciones y que estamos unidos en la misión de Cristo”.

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