La misionera Marcela Páez, “ciudadana ilustre” de Ibiporã

  • On 2 de junio de 2022

OMPRESS-BRASIL (2-06-22) Chilena, religiosa de la Congregación de Santa Marta, y con más de 30 años de misión en Brasil, acaba de ser nombrada ciudadana ilustre de Ibiporã en el Estado de Paraná, en el centro del país, por su labor de entrega a los demás. La Cámara Municipal de la ciudad incluso ha elaborado un vídeo que ilustra y justifica muy bien el por qué Sor Marcela se merece este reconocimiento.

En una entrevista, la hermana Marcela cuenta a sus hermanas de congregación que es “de Vallenar, Chile. Estudié en la Escuela Nº 5 hasta octavo básico y mis papás insistieron en que estudiáramos, mi hermana y yo, en el Liceo Santa Marta de Vallenar en la enseñanza media”. Ella quería seguir el ejemplo de sus padres y formar una familia, pero “al ver a las monjitas cruzaba la calle, ya que quedaba algo en mi corazón, no sabía qué”. Aunque iba al colegio de la que sería su futura congregación no estaba bautizada. Se bautizó a los 16 años, y acabaría siendo religiosa en 1984: “Agradezco a Dios y la congregación por abrirme las puertas en la vida religiosa y en la educación de la fe. De hecho, el sacramento de la Confirmación lo recibí ya estando en el noviciado”.

En 1992 fue destinada a Brasil, aunque siempre soñó con la misión en África. La Congregación de las Religiosas de Santa Marta llegó a Ibiporã en 1986 con servicio pastoral en un hospital y en la catequesis parroquial. Ella se sumó a esta labor, ya en el colegio de Santa Marta de la localidad, al que dedicó 23 años de su vida, para pasar después al apostolado en la Parroquia de San Rafael. La parroquia cuenta con otras “7 capillas, de las cuales 3 son rurales. Ahí trabajamos con adultos, jóvenes, niños y familias. Tenemos cerca de 200 catequizandos, grupo de acólitos, apostolado de oración, preparación de los sacramentos y de las celebraciones litúrgicas”.

También señala el influjo que tiene la educación: “Muchos de los jóvenes que se formaron en la Escuela de Santa Marta hoy están involucrados en la vida social de la ciudad. En Ibiporã, Santa Marta tiene muchos ex alumnos, ahora donde vamos son ellos los que nos atienden y nos enseñan”. Y en cuanto a su labor en la parroquia, sor Marcela señala que “la Parroquia es un espacio de encuentro con Dios, muchos de ellos piden estar ahí para salir de las drogas, de la violencia o del abandono familiar, y el carisma de Santa Marta les da un familia”.

A las jóvenes que sientan la inquietud vocacional las invita “a no tener miedo. La vida consagrada es decir un sí teniendo la certeza que hay un Dios que nos espera. Entregar la vida es abandonarse a la voluntad de Dios. Eso es el centro para vivir la aventura que Él te quiera poner en el camino”. Además, “todo esto vale la pena, debemos cultivar la convicción que Cristo viven en cada uno de nosotros. Y con eso no necesita más”.

 

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