La Iglesia de Corea llora el fallecimiento de un misionero irlandés

  • On 10 de junio de 2025

OMPRESS-COREA (10-06-25) Se llamaba Noel O’Neill y pertenecía a los Misioneros de San Columbano. Estuvo 67 años en Corea donde transformó la atención que se daba a las personas con discapacidad intelectual, abriendo las primeras residencias comunitarias donde podían vivir de manera independiente.

Han sido numerosas las muestras de condolencia que se han sucedido en el país asiático, tras el fallecimiento el pasado 1 de junio, fiesta de la Ascensión del Señor, del padre O’Neill, a los 93 años de edad. En julio del año pasado había abandonado Corea para retirarse a la residencia de sacerdotes ancianos que los Misioneros de San Columbano tienen en Dalgan.

El P. Noel O’Neill nació en Limerick en 1932. Cursó sus estudios en la Escuela Secundaria Católica de Limerick y en el Colegio San José. Llegó a Dalgan para hacerse misionero en 1950 y fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1956. Destinado a Corea, tras estudiar el idioma, pasó un tiempo en Chollanamdo y Mokpo, antes de ser destinado a la iglesia de Bouk Dong en Kwangju.

Durante sus años de trabajo parroquial en Kwangju, conoció la Institución Mou Dong. Esta albergaba a 500 personas marginadas de ambos sexos, entre ellas, enfermos mentales, personas con discapacidad intelectual, huérfanos, personas sin hogar y ancianos. Allí comenzó a escuchar la llamada de las personas con discapacidad intelectual, quienes siempre recibían sus visitas con los brazos abiertos.

En 1981, Año Internacional de las Personas con Discapacidad, Noel solicitó permiso a sus superiores para iniciar un nuevo ministerio con ellas. Abrió el primer Centro Emaús con Myeong Sek, a quien recogió de una gran institución llamada el Campamento de los Mendigos, y junto con un voluntario, se instalaron en una casa de dos plantas en una zona residencial de la ciudad.

Estableció una Comunidad Arcoíris para mejorar la imagen de las personas con discapacidad y sus competencias. Trabajó para impulsar un cambio de actitud hacia las personas con discapacidad intelectual en sus familias, en la comunidad en general y en los departamentos gubernamentales responsables de la prestación de servicios. Posteriormente, se crearon centros y servicios para niños y adultos con discapacidad intelectual, así como talleres, un programa de fábricas, un programa para personas confinadas en el hogar, una guardería y dieciséis Comunidades Emaús.

La sociedad coreana, en general, consideraba la vida de las personas con discapacidad intelectual, desde su nacimiento hasta su muerte, un fracaso, una decepción para sus familias y una carga para el contribuyente. Sin embargo, el padre O’Neill luchó por mejores servicios y un mayor reconocimiento social de las personas con capacidades diferentes y de quienes eran marginados por su discapacidad.

Su labor fue ampliamente reconocida en Corea. En 1991, fue nombrado primer ciudadano honorario de Gwangju y, en 2016, el Ministerio de Justicia le otorgó la ciudadanía coreana en reconocimiento a sus méritos. La archidiócesis de Gwangju erigió un altar conmemorativo en la catedral para acoger a los fieles que quisieran mostrar sus respetos al misionero.

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