“Hay pocas historias tan buenas como la de los misioneros”

  • On 4 de julio de 2018

OMPRESS-BURGOS (4-07-18) La 71 Semana Española de Misionología continuaba ayer en la Facultad de Teología de Burgos. El director de ABC, Bieito Rubido, ha pronunciado la ponencia principal, y ha defendido que los españoles tienen derecho a conocer las historias de los misioneros.          Posteriormente, profesionales de la comunicación han analizado la situación actual de los medios, y han hecho propuestas concretas para potenciar la presencia del mensaje del cristianismo en los medios, la cultura y la sociedad.

Cuando Bieito Rubido viajó a Perú a visitar a su hermana misionera, se quedó sorprendido de la gran belleza de la Misión. “Hay pocas historias tan buenas como la de los misioneros. Sin embargo, ¡qué mal contamos su labor!”, ha explicado esta mañana el director del diario ABC, en su ponencia. Ante el auditorio de la Semana de Misionología de Burgos, el director de ABC ha ofrecido claves y consejos para poder difundir la noticia misionera de una forma atractiva.

En primer lugar, Rubido ha explicado que estamos asistiendo a una gran revolución, análoga a la aparición de la imprenta, que está transformando la realidad. Y según ha defendido, estamos aún en la prehistoria de lo que puede llegar a ser internet. Con internet se aumenta la velocidad, aumentan las posibilidades. “La velocidad es enorme, pero la esencia del hombre es igual, las personas se emocionan con lo mismo que hace miles de años”. Ha alertado de que estos medios muchas veces son sobrevalorados, y que deben ser orientados.

Por eso, Rubido ha agradecido que la Iglesia esté trabajando para estar al día de las nuevas tecnologías, tal como se ve en el pontificado del Papa Francisco, y ha invitado a seguir trabajando en esa línea. “La regla de oro en comunicación es no quedarse callados, el silencio no es rentable”. El director de ABC ha invitado a los misioneros presentes en la sala a proponer su mensaje en las redes, responder siempre con serenidad y equilibrio, sin avergonzarse.

Según ha defendido, los españoles tienen que conocer las historias misioneras para sentirse orgullosos. “Sin embargo, muchas veces la Iglesia se vende mal, tenemos que seducir de otra forma a la sociedad, utilizar la potencialidad de las tecnologías para contar nuestra versión”.

En la mesa redonda posterior, los profesores José Francisco Serrano Oceja -Universidad CEU San Pablo- y Ninfa Watt -Universidad Internacional de La Rioja- han reflexionado acerca de la comunicación desde el punto de vista de la cultura y de la pastoral respectivamente. Serrano Oceja ha explicado que la situación cultural es similar a la camanchaca, un término de los Aymaras para definir la bruma espesa y oscura que se da en los Andes, que no deja ver bien con claridad y genera incertidumbre. Según ha explicado, la sociedad camina en esta camanchaca, “lo viejo no acaba de morir, lo nuevo no acaba de nacer”. En esta situación, no hay esperanza de futuro, porque no hay confianza en el presente. Ha defendido que la clave para que la Iglesia pueda proponer su mensaje en este contexto cultural es crear espacios de confianza, donde se pueda proponer la experiencia del encuentro con Cristo, unido a la verdad que ofrece.

La profesora Ninfa Watt ha mostrado los problemas que se encuentra en la realidad actual a la hora de proponer el mensaje de Cristo como Camino, Verdad y Vida. En cuanto a Cristo como Camino, ha explicado que actualmente se confunden los términos “brújula” y “veleta” y hay una gran confusión entre las cosas que son reales y las que son opiniones. En cuanto a Cristo como Verdad, Watt ha explicado que en la posverdad se superan los términos de verdad y mentira, por lo que ya no se entiende la propuesta. Y en cuanto a Vida, la profesora ha explicado que el concepto de vida en la actualidad está reducido a una vida superficial y narcisista, y que el clima cultural -especialmente a través del cine-, apuesta por la eutanasia. Ante esta situación, la profesora ha animado a hacer una fuerte apuesta desde la Iglesia de integrar y aprender el lenguaje de la sociedad para proponer el mensaje del Evangelio. Ha animado a armonizar la cabeza y el corazón, sin miedo a conocer la realidad, siempre con una mirada de esperanza.

 

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