Geoffroy Kamate, una vocación de Mali nacida en el “pueblo de María”
- On 24 de junio de 2020
OMPRESS-MALI (24-06-20) En unas semanas, si el covid-19 lo permite, se ordenará sacerdote tras muchos años de formación, por eso este seminarista agradece el apoyo de las Obras Misionales Pontificias y la generosidad de tantos fieles con las Vocaciones Nativas. Geoffroy Kamate es un joven diácono de la diócesis de San en Mali. Está ya en su último año de formación para ordenarse sacerdote. Él y los 74 seminaristas del Seminario Mayor San Agustín de Bamako, reciben ayuda cada año de las Obras Misionales Pontificias. El último envío ha sido de 30.420 euros para los gastos de todos los días. Es el fruto de la campaña de Vocaciones Nativas. Cada euro enviado ha permitido que haya comida en el plato un día, que pudiera comprar un libro o adquirir una camisa.
Entrevistado por las Obras Misionales Pontificias de Francia, este joven seminarista recordaba su vocación. Nació en el pueblo de Kourouza, fundado en su momento hace muchos años, con la colaboración de los Padres Blancos, los misioneros que llevaron la fe a esa zona de Mali. El nombre original del pueblo es “Maria Lo”, el “pueblo de María”. Sus padres nacieron allí y en “Maria Lo” creció en la fe. Desde muy pequeño “sentí la llamada de Dios… como una pequeña voz interior. Estaba atento a la presencia de los sacerdotes cada vez que venían a la aldea a misa, todos vestidos de blanco. Un día, cuando regresé del campo con mi papá, le dije al oído que quería ser sacerdote. Mi padre me apoyó y alentó mi aspiración”.
Entró en el seminario menor de Saint-Paul, en Togo, porque por aquel entonces su diócesis no había seminario menor. Allí, cuenta el joven diácono, “durante mis tres años de discernimiento vocacional, el deseo de ser sacerdote ardía constantemente en mi corazón y mi mente”. En octubre de 2009, pasó al seminario propedéutico (de preparación) Pío XII de Koulikoro, por fin en Mali, con otros 17 seminaristas de su misma diócesis de San: “Fue un momento de duda. Mis hermanas se opusieron a mi vocación porque solo éramos dos niños en la familia y teníamos poco dinero”. Tuvo dudas sobre si lograría su sueño, pero fue su padre quien “alentó mi vocación”. Tras acabar el bachillerato, entró en el Seminario Mayor San Agustín de Bamako. El 25 de junio de 2019 era ordenado diácono.
“Aquí estoy, casi al final del camino”, explica Geoffroy. “En el ejercicio de mi ministerio, quiero ser un sacerdote que esté con todos y para todos. También me gustaría agradecer a los bienhechores de las Obras Misionales Pontificias por sus donativos para la formación de seminaristas”. El futuro sacerdote dice que siempre que puede reza por estos donantes que han ido respaldando, con su apoyo económico, su vocación y la de sus compañeros.