Encuentro Misionero de Jóvenes, un encuentro que deja huella

Encuentro Misionero de Jóvenes, un encuentro que deja huella

  • On 27 de abril de 2023

OMPRESS-MADRID (27-04-23) El pasado fin de semana tenía lugar el Encuentro Misionero de Jóvenes que cada año organizan las Obras Misionales Pontificias y la Comisión Episcopal de Misiones, en esta ocasión con el tema “Carismas Misioneros”. Tres jóvenes de los 90 participantes han querido compartir cómo vivieron esta experiencia, que les ha dejado huella.

Durante el encuentro los jóvenes pudieron escuchar testimonios de misioneros como los de Saturnino Pasero –que trabajó en la primera evangelización en el norte de Benín, de la Sociedad de Misiones Africanas–, o de Pilar Rodríguez –misionera del Verbum Dei–. También tuvieron momentos de oración, animados por las Hermanitas del Cordero y por el grupo misionero Jatari. Pudieron además compartir sus experiencias e inquietudes. Tuvieron la oportunidad de conocer de primera mano la nueva plataforma de jóvenes Supergesto, una apuesta de las Obras Misionales 100% digital, dirigida por Sergio Cánovas.

Paula, una joven de 25 años de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, reconoce que fue al encuentro “con la idea de formarme sobre la misión y de conocer gente con la misma inquietud misionera que yo. Pero me he encontrado, gracias a Dios, con muchísimo más. He descubierto los diferentes carismas misioneros y cómo cualquier talento puede (y debe) ser puesto al servicio de los demás. Cómo cualquier cualidad puede ser oportunidad para que el prójimo se sienta amado por Dios. He aprendido, gracias a las Hermanitas del Cordero, la importancia de hacerse pequeño, de vivir ‘de prestado’ para poder empezar a gozar del Cielo en la Tierra. Gracias a los testimonios de todos los misioneros me he dado cuenta de que cualquier sitio y cualquier momento es el mejor para hacer misión. Porque siempre vamos a estar ‘en el mejor sitio del mundo y con la mejor gente del mundo’, si aceptamos como compañero de camino (como hicieron los de Emaús) a Jesús, que siempre está deseoso de que queramos estar con Él, para así Él estar con nosotros. Y sobre todo he conocido a gente con los mismos miedos, con las mismas dudas, con el mismo vértigo. Pero también con la misma energía, con la misma alegría, con las mismas ganas. Con el mismo deseo en el corazón. Gracias Señor por este encuentro. Otra vez me he vuelto a quedar corta”.

Por su parte, Borja, otro de los participantes, reconocía que “mi primer Encuentro Misionero de Jóvenes organizado por la OMP no pudo ser más especial. Llevaba años queriendo asistir, debido a las buenas sensaciones que me habían transmitido amigas que habían estado otros años y, este año, no me pude resistir a no ir. Mis únicos encuentros misioneros habían sido en el grupo de ComboJoven, grupo de jóvenes misioneros de los Combonianos, y el poder encontrar a otros jóvenes que viven la misma pasión y comparten una misma fe con igual intensidad ha sido un regalo y una experiencia reconfortante. He podido vivir la magia de Dios al sentir como un grupo de jóvenes que era la primera vez que la mayoría nos encontrábamos, se formaba un vínculo tan fuerte y un compartir tan rico en apenas un fin de semana. El poder convivir con otros compañeros que tienen al igual que tú esa ambición y pasión misionera, y esas ganas de transmitir el mensaje de Jesús es algo que agradezco mucho, ya que es una oportunidad única y muy difícil de encontrar. Este encuentro lo he vivido como un oasis, en el que he podido reírme mucho, escuchar testimonios inspiradores, aprender más acerca de qué es y cómo hacer misión y me ha permitido tener más claro mi sueño de poder hacer misión y seguir por este camino tan bonito. Además, el poder conocer otros grupos misioneros y gente tan valiosa me ha enriquecido enormemente y me ha permitido seguir creciendo en mi fe”.

Lourdes, una chica de Fuenlabrada, que pertenece al grupo Combojoven de la Familia Comboniana, explica que lo que se lleva en el corazón de este encuentro “ha sido la experiencia de Iglesia viva, alegre, al servicio, unida, diversa, con sus sueños y con sus dificultades, una Iglesia como un lugar donde eres acogido y puedes compartir con libertad. Escuchar a los demás participantes y recibir los testimonios de personas que ya han recorrido parte del camino de la vocación misionera, desde diferentes lugares y misiones, me ha hecho crecer en la esperanza de que se puede entregar la vida a Cristo, ir a lugares donde la mayor parte de la sociedad no ha pensado en ir y llevar un mensaje de Vida. Me siento muy agradecida y con el corazón lleno porque se haya generado este espacio donde los jóvenes que compartimos este deseo por la misión ad gentes podamos reunirnos, crear lazos y caminar juntos”.

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