En memoria de Matteo Pettinari

En memoria de Matteo Pettinari

  • On 29 de abril de 2024

OMPRESS-COSTA DE MARFIL (29-04-24) El padre Matteo Pettinari, Misionero de la Consolata, fallecía a las 14:30h del pasado 18 de abril en un accidente de tráfico en dirección a Niakara, en el norte de Costa de Marfil, donde tenía su destino misionero desde hacía 13 años. “El sacerdote es sobre todo un hombre de caridad, y lo es mucho más para sus hermanos que para sí mismo”, decía el fundador de la Consolata, el Beato José Allamano, algo que vivió el padre Matteo con entrega total. Su compañero de misión durante 13 años, Alexander Likono, lo definía como “un hombre de gran fe que amaba verdaderamente la oración y la Palabra de Dios”. Recordaba además “su pasión y entusiasmo por la misión, su energía y deseo de entregarse completamente por el reino de Dios, la salvación y el bienestar de todos los hombres. Era un verdadero hijo de Allamano y de la Consolata”. Además, añadía, “era amado por todos: por los obispos, los sacerdotes, los hermanos, los religiosos y religiosas, las autoridades civiles y tradicionales, por los cristianos e incluso por los no cristianos. Tenía un gran corazón capaz de ver las necesidades de los demás y hacer lo que podía por ayudarlos. Estaba siempre disponible, incluso cuando estaba cansado o enfermo”.

El mismo Papa Francisco lo recordó el 21 de abril, en el rezo del Regina Coeli de ese domingo: “Con dolor he recibido la noticia de la muerte, en un accidente, del padre Matteo Pettinari, joven misionero de la Consolata en Costa de Marfil, conocido como el ‘misionero incansable’, que ha dejado un gran testimonio de generoso servicio. Recemos por su alma”.

El padre Pettinari, después de un período en el seminario de Ancona, Italia, ingresó en el Instituto de los Misioneros de la Consolata, donde concluyó su formación. Al finalizar el año de noviciado en Bedizzole, emitió los votos temporales el 27 de agosto de 2006. Luego se especializó en Teología bíblica en Madrid. Antes de su ordenación sacerdotal, de 2007 a 2009, tuvo un periodo de misión en Sago, Costa de Marfil, país que aprendió a amar, eligiéndolo luego como destino misionero. De regreso a Madrid, emitió su profesión perpetua el 8 de diciembre de 2009. Fue ordenado sacerdote el 11 de septiembre de 2010 en la catedral de Senigallia. En el momento de su fallecimiento había cumplido 17 años de profesión religiosa y 13 de sacerdocio. Después de un período de animación misionera en Europa, en 2011 fue enviado a Costa de Marfil, país que ya conocía y donde pasó la mayor parte de su vida misionera, en particular en Sago, San Pedro y Dianra Village.

“Lo que África me ha enseñado –decía hace años en una entrevista– es a vivir la vida no a partir de los problemas que están o no, que podrían estar o no, sino a partir de las relaciones que siempre son la sal, la alegría, la riqueza de lo cotidiano. Me encanta decir cuando estoy en Dianra que tenemos mil problemas pero mil y una soluciones, en el sentido de que las dificultades, las crisis, las precariedades de todo tipo no pueden determinar el estilo con que afrontamos la jornada”.

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