El retiro de las valientes: mujeres que lo dieron todo por la misión
- On 21 de marzo de 2024
OMPRESS-ITALIA (21-03-24) Tras dedicar 50 ó 60 años a la misión, muchas Misioneras Combonianas regresan, a su pesar, a su país de origen, para no ser una carga en las misiones a las que dedicaron su vida. Es un signo más de generosidad. En Verona, Italia, la ciudad donde las fundó San Daniel Comboni hay una comunidad de estas misioneras, ancianas de cuerpo y jóvenes de corazón.
Lo cuenta la hermana Daniela Molinari, ecónoma de la zona de Italia de las Misioneras Combonianas, las “Pie Madri della Nigrizia”, como fueron conocidas cuando el instituto dio sus primeros pasos precisamente por las calles de Verona, atrayendo a las primeras jóvenes que sintieron la llamada de Dios, hace ya 152 años. Desde entonces han sido cientos las religiosas que partieron ad extra, fuera de su país, ad gentes, a predicar el Evangelio a quienes no lo conocían, y ad vitam, a gastar su vida.
“La mayor parte de las Misioneras Combonianas vive su propia vida consagrada en un país diferente al de su patria de origen, en el que desarrollan su servicio misionero hasta que su salud se lo permite”, dice la hermana Daniela. “Las más afortunadas pueden pasar entre 50 y 60 años en ‘tierra de misión’, muchos más de los que pueden vivir en su país de origen. Cuando la salud, por causa de una enfermedad o por la edad muy avanzada, se deteriora, están obligadas, muy a pesar suyo y con gran dolor, a regresar a su país de origen donde son acogidas en alguna de nuestras comunidades que están adaptadas para el cuidado a las personas mayores y que cuentan con asistencia médica y de enfermería necesaria para personas ancianas y con una salud muy deteriorada”.
La hermana Daniela cuenta cómo viven estas hermanas: “Estas comunidades son, por fuerza, comunidades grandes en las que viven un gran número de hermanas (entre 50 y 120 hermanas con una edad superior a los 85 años), cada una con su grado de autonomía y dependencia asistencial. Como podemos bien imaginar, los costes para gestionar este tipo de casas son muy altos y el instituto debe realizar un gran esfuerzo económico para asumir el cuidado de los propios miembros, las hermanas ancianas y/o enfermas. Hay muchas hermanas que necesitan realizar fisioterapia, ya sea por patologías crónicas como consecuencia de alguna intervención ortopédica u otras razones”. Es lo que ocurre con la comunidad más numerosa, la de Cesiolo en Verona, donde existe un servicio de fisioterapia que está gestionado por una persona cualificada que trabaja a tiempo completo con las misioneras.
Las Misioneras Combonianas buscan de modo incansable fondos para ayudar a estas comunidades para hacer realidad, de una forma concreta, el amor y gratitud a quienes han dedicado su vida a la misión y al Reino de Dios. Ahora lo siguen haciendo, “con su oración y viviendo con fe el misterio del dolor”, dice la hermana Daniela. Ya lo decía su fundador, San Daniel Comboni: “Las obras de Dios nacen y crecen al pie de la Cruz”.