El misionero Roy Zúñiga desde Sudán del Sur: “Esperamos un milagro, la verdad”

El misionero Roy Zúñiga desde Sudán del Sur: “Esperamos un milagro, la verdad”

  • On 3 de febrero de 2023

OMPRESS-SUDÁN DEL SUR (3-02-23) El Santo Padre Francisco viaja hoy a Sudán del Sur, el segundo país de su 40º viaje apostólico, que le ha llevado también a la República Democrática del Congo. Allí les espera el padre Roy Zúñiga, que con 10 feligreses de su parroquia, se han atrevido a viajar seis horas por una zona peligrosa. Este misionero comboniano, que conoce bien la situación del país, espera que la visita del Papa impulse el proceso de paz. Sudán del Sur es un país 100% territorio de misión, por lo que recibe todos los años la ayuda del Papa a través de Obras Misionales Pontificias. “De mi parroquia tenemos mucha ilusión de ir a ver al Papa, pero hay conflicto alrededor y la gente tiene temor de moverse”, explica el misionero comboniano Roy Zúñiga, párroco en Tali, a 6 horas de Juba. “Vamos a ir un pequeño grupo de diez personas en coche rezando a todos los santos para que no nos vayan a atacar”. Según explica, el ejército ha reforzado la seguridad de los caminos, y por eso esperan poder asistir a la Misa del Domingo 5 de febrero.

“Estamos muy esperanzados con que la visita del Papa deshaga un poco el nudo, porque estamos estancados con el proceso de paz”, afirma este misionero peruano. Explica que desde 2018 viven con un poco más de tranquilidad, dentro de los conflictos puntuales, aunque aclara que la guerra nunca se ha marchado. “Hay una cierta estabilidad, una cierta paz, que tendría que ser cimentada o fortalecida con la venida del Papa”. Su deseo: que tras la visita del Papa se convoquen elecciones. Pero siempre con temor a que esto desencadene más violencia. “Tenemos mucha esperanza en la visita del Papa, porque eso va a traernos vientos nuevos. Esperamos un milagro, la verdad”.

El Padre Roy Zúñiga llegó a Sudán del Sur antes de la independencia en un primer periodo (1998-2005) y regresó en 2018. Es párroco en Tali, entre los mundari, a seis horas de Juba. Su parroquia cuenta con 80 capillas y 5 centros pastorales. “Vamos visitándolas poco a poco, pero no doy abasto durante al año. Intento visitar a los más alejados”.

En su primera etapa vivió la guerra civil con el norte. “Andábamos aterrados, a mí no me tocó personalmente, pero otros compañeros misioneros vivieron bombardeos, y tenían que hacer trincheras para ocultarse”. Según explica “son experiencias terribles, sobre todo por el terror que causan, la gente huye con lo que tiene para salvar la vida, con los niños, los ancianos…”. Y no habla de oídas, él mismo acompañó a un grupo de desplazados en Nabia, donde los misioneros pudieron hacer mucho bien, con la ayuda de las organizaciones humanitarias. “Al final tuvimos la felicidad de verlos regresar después de tres años a su lugar natal”.

Aunque los primeros misioneros llegaron en el siglo VI, no fue hasta el siglo XIX cuando San Daniel Comboni impulsó la evangelización en la zona. Por ello, la Iglesia está presente allí mucho antes de la independencia en 2011. En la actualidad Sudán del Sur tiene 7 diócesis –cada una de ellas de un tamaño medio superior a Castilla y León–. Allí la Iglesia realiza una enorme labor pastoral (124 parroquias), educativa (235 escuelas) y caritativa (97 instituciones sociales: hospitales, leproserías, orfanatos…). Y ha sido una de las pocas instituciones que ha permanecido durante la guerra. Con un total de ocho millones de católicos, el 46,7% de la población, cuenta con 178 sacerdotes diocesanos, 91 sacerdotes religiosos y 205 religiosas. El tema de los sacerdotes es delicado puesto que solo hay uno por cada 30.000 católicos.

Las 7 diócesis de Sudán del Sur son consideradas Territorio de Misión, porque no son autosuficientes ni humana ni materialmente. Por eso el Papa les cuida de una forma especial a través de la Segunda Sección del Dicasterio para la Evangelización –tradicionalmente conocido como Propaganda Fide–. Y reciben la ayuda del Papa para su sostenimiento a través de Obras Misionales Pontificias, que canaliza las ayudas de todos los católicos del mundo, con jornadas como el Domund, Infancia Misionera y Vocaciones Nativas.

Cada una de las diócesis reciben cada año 41.000 dólares para sus gastos del día; una ayuda para la formación de los catequistas nativos, que apoyan la evangelización; y para cada uno de los seminarios diocesanos. Además, de forma puntual se apoyan diversos proyectos que van equipando las diócesis (construcciones, medios de comunicación, instalaciones eléctricas, gasolina…). Y se sostiene la alimentación, educación y atención sanitaria de los niños a través de Infancia Misionera. En 2020, OMP envió a Sudán del Sur 731.378 dólares.

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