El misionero Mateo Ricci, declarado venerable

El misionero Mateo Ricci, declarado venerable

  • On 19 de diciembre de 2022

OMPRESS-ROMA (19-12-22) Con el reconocimiento de sus virtudes heroicas, se convierte en venerable el padre Mateo Ricci, jesuita, apóstol en China entre 1500 y 1600, reconocido como uno de los más grandes misioneros de la Iglesia, “el puente cultural más sobresaliente de todos los tiempos entre China y Occidente”. El pasado viernes el Papa autorizaba, en la audiencia concedida al cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, la promulgación de una serie de Decretos relativos a diez próximos nuevos beatos y catorce nuevos venerables. Entre ellos el correspondiente a este misionero jesuita.

El padre jesuita Mateo Ricci (1552-1610) llegó a Pekín en 1601 y el emperador chino de la época le permitió permanecer en la capital hasta su muerte el 11 de mayo de 1610. Un privilegio que no se solía dar a muchos extranjeros. Allí desarrolló una intensa labor cultural y misionera. El mismo Papa Francisco señalaba que el padre Ricci “fue grande no sólo por las cosas que hizo y que escribió, sino que es grande porque fue un hombre de encuentros, un hombre de la cultura del encuentro, un hombre que fue más allá de ser extranjero; se convirtió en ciudadano del mundo”. Y añadía, “Fue uno de los primeros en establecer un puente de amistad entre China y Occidente, poniendo en práctica un modelo aún válido de inculturación del mensaje cristiano en el mundo chino”.

Verdadero fermento intelectual en su entorno, el padre Ricci escribió numerosos libros, entre ellos el “Tratado de la Amistad”, considerado uno de los clásicos de la literatura china. También escribió un catecismo que se publicó por primera vez en Pekín en 1603, que mostraba el esfuerzo del que se puede considerar el primer misionero moderno en China, de “aclimatar” en la lengua y la cultura china los contenidos fundamentales del cristianismo.

Desarrolló una profunda amistad con diversas personalidades china entre las que destaca el funcionario imperial Pablo Xu Guangqi (1562-1633), con quien colaboró en la traducción al chino de textos occidentales sobre matemáticas, hidráulica, astronomía, trigonometría y geografía. También tradujeron clásicos confucianos al latín para introducir la filosofía china en Europa. Xu Guangqi quedó impresionado por los conocimientos y la santidad del jesuita. Tres años después recibía el bautismo y tomaba el nombre de Pablo. Su familia se convirtió en la primera familia católica de Shanghai. En la actualidad está abierto su proceso de beatificación. El mismo Xu Guangqi describía a Ricci: “Creo que es un hombre singular porque vive en celibato, no se afana por cargos, habla poco, tiene una conducta regulada y esto todos los días, cultiva la virtud a escondidas y sirve a Dios continuamente”.

Cuando Ricci murió, la misión de China contaba con ocho misioneros y ocho jesuitas chinos, que trabajaban en cuatro comunidades y una misión. Había también unos 25.000 cristianos. Los chinos le recuerdan como “el hombre sabio de occidente”, e historiadores de renombre mundial, como el profesor Wolfgang Franke, le han considerado “el puente cultural más sobresaliente de todos los tiempos entre China y Occidente”.

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