El misionero Luis Fernando Criado desde el Vicariato Apostólico de Esmeraldas

El misionero Luis Fernando Criado desde el Vicariato Apostólico de Esmeraldas

  • On 21 de septiembre de 2020

OMPRESS-ECUADOR (21-09-20) Sacerdote diocesano de Jaén, Luis Fernando lleva años como misionero en la atención pastoral en el norte de Esmeraldas, Ecuador, en una extensa zona de costa y selva cerca de la frontera con Colombia. Cuenta a las Obras Misionales Pontificias que está “en una parroquia del norte de Esmeraldas, una zona de las más pobres económicamente del Ecuador, pero con una gran riqueza humana y una mezcla de culturas y de gentes muy grande”.

También cuenta que “aquí la escasez de sacerdotes sigue siendo grande y nos toca atender macro-parroquias con muchísimas comunidades del campo que esperan con ganas la presencia del sacerdote. Esta misión fue programada como misión diocesana y llegamos a estar tres sacerdotes de Jaén, pero ya hace años que permanezco yo solo a la espera de algún otro compañero. La suerte es que han dividido en dos el gran territorio parroquial y en los últimos años me he quedado con la mitad, unas cuarenta comunidades y tres centros grandes correspondientes a tres pueblos de varios miles de habitantes”.

El Vicariato Apostólico de Esmeraldas se creó en 1964 por lo que, como cuenta Luis Fernando, “la evangelización aquí es relativamente reciente pues podemos decir que hay sacerdotes viviendo aquí desde los años sesenta. El Vicariato mantiene aquí un gran colegio de unos mil alumnos que es también una buena cancha de trabajo”.

Su labor es visitar las comunidades, celebrar los sacramentos, formar a los guías, catequistas y colaboradores más directos, al mismo tiempo que animar y colaborar con los proyectos pastorales y sociales en las distintas zonas y sectores. Y sobre todo acompañarlos en esta crisis, como ya lo hizo en las que ha habido antes. Hay que recordar que hace cuatro años, en el 2016, el terremoto que tuvo lugar en Ecuador castigó mucho la zona de la provincia de Esmeraldas. Entonces el misionero pedía oraciones “al Señor de la vida que les dé la fortaleza para afrontar con serenidad el desastre, que su fe no decaiga y sepan levantarse con ánimo para seguir adelante”.

 

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