Beatificación de Leonella Sgorbati: “Sé que una bala lleva mi nombre”

Beatificación de Leonella Sgorbati: “Sé que una bala lleva mi nombre”

  • On 26 de febrero de 2018

OMPRESS-SOMALIA (26-02-18) El 26 de mayo será beatificada la hermana Leonella Sgorbati, de las misioneras de la Consolata, asesinada en Somalia en 2006.

Dos asesinos dispararon a Leonella Sgorbati el 17 de septiembre de 2016 en las calles de Mogadiscio, la capital de Somalia. Su beatificación tendrá lugar en su diócesis de nacimiento, Piacenza-Bobbio.

Fue enterrada en el cementerio del Hospital de Nazareth, en Kiambu, a unos 30 kilómetros de Nairobi, Kenia, pero tras el anuncio de su próxima beatificación, hecho por el Papa Francisco, sus restos fueron exhumados y trasladados a la capilla de las Misioneras de la Consolata de Nairobi. Como informaba la Superior Regional de la Congregación, la hermana Joan Agnes Matimu, algunas hermanas de Kenia viajarán a Italia para la beatificación, junto con el arzobispo de Nairobi, el cardenal John Njue.

Se trata de la segunda misionera de la Consolata beatificada en el este de África. La primera fue la hermana Irene Stefani, también italiana, que murió en 1930 y fue beatificada en 2015, que era conocida como “Nyaatha”, madre de misericordia, por sus desvelos por los enfermos, los pobres y los desfavorecidos.

Como explicaba la superiora regional a AMECEA, la hermana Leonella “solía decir que sabía que había una bala que llevaba su nombre, pero que aún no había llegado; y admitía que tenía miedo, pero luego añadía que cuando hay miedo no hay amor y yo estoy aquí para amar a esta gente”. Por eso decidió permanecer en Somalia a pesar del peligro. Fue precisamente la hermana Leonella Sgorbati la que recibió los primeros votos de la hermana Matimu, cuando la futura beata fue Superiora Regional en Kenia.

El sueño de la hermana Leonella de una Somalia en paz aún vive. Las Misioneras de la Consolata no han borrado de sus publicaciones internas a la comunidad de Mogadiscio, a pesar de que, tras la muerte de Leonella, tuvieron que irse. “Esperamos volver algún día”, señala la hermana Matimu, “y seguir el trabajo que allí comenzamos”.

 

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