575 misioneras y misioneros madrileños: “Hermanos de todos, hermanos nuestros”

575 misioneras y misioneros madrileños: “Hermanos de todos, hermanos nuestros”

  • On 11 de mayo de 2021

OMPRESS-MADRID (11-05-21) Este próximo domingo 16 de mayo la archidiócesis de Madrid celebra en la Solemnidad de la Ascensión, el día la Jornada de los Misioneros Diocesanos, una oportunidad para tener muy presentes a quienes hacen que la Iglesia de Madrid sea, incluso físicamente, universal y católica. Con este motivo el cardenal arzobispo de Madrid Carlos Osoro, celebrará una Misa a las 12:00h en la catedral en este día que lleva como lema “Hermanos de todos, hermanos nuestros”. Una misa en la que el cardenal procederá al envío de los misioneros que partirán durante el 2021 a la misión.

Con motivo de esta jornada es tradición en la diócesis de Madrid que su arzobispo envíe una carta a los misioneros madrileños y otra también a sus familiares vinculados a la vocación misionera de sus hijos o hermanos, porque, como reconoce el cardenal “su entrega no es fácil de vivir a veces, pero siempre es una gran oportunidad de abrazar el mundo entero a través de ellos”.

La diócesis de Madrid cuenta con 575 misioneros repartidos en 86 países, literalmente de los cinco continentes. Son 175 religiosas, 4 religiosas de clausura, 106 religiosos, 75 sacerdotes, 215 seglares, de los que 70 son familias en misión. Ellos realizan su labor de llevar a Jesucristo donde todavía no es conocido y donde la Iglesia no está constituida. Distribuidos por 86 países de misión, necesitan de la oración y de la ayuda económica de la Iglesia madrileña donde nació y creció su vocación misionera.

“Todos los cristianos debemos sentirnos hermanos de todos”, explica el cardenal Carlos Osoro en su carta sobre para esta jornada, “indistintamente de dónde vivan, en qué circunstancia se encuentren, de qué condiciones o situaciones estén viviendo. La Iglesia es católica, los misioneros, nuestros hermanos, nos hacen hermanos de todos y, por eso mismo, responsables de todos”. Y concluye, “«aprendamos, de nuestros misioneros, a entregarnos y a querer construir un mundo mejor, en el que el amor de Cristo se extienda en el corazón de todos los hombres”.

 

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