Misioneros por el Mundo en Camboya

Misioneros por el Mundo en Camboya

Misioneros por el Mundo en Camboya

  • On 8 de febrero de 2018

La alegría invencible de un pueblo acostumbrado al sufrimiento.  

 

El próximo domingo 11 de febrero, después de la retransmisión de la Misa, el programa “Misioneros por el mundo”, de TRECE TV, nos acerca a Camboya de la mano de OMP. Allí se encuentran trabajando 4 misioneros españoles.

Podremos contemplar la tarea evangelizadora que la Iglesia realiza en este país de mayoría budista, donde los católicos son minoría. En Battambang, Poipet, y Nom Pen conoceremos a tres misioneros españoles y un argentino ‒director de Obras Misionales Pontificias (OMP) en Laos y Camboya‒, que como dice el periodista Fran Mayoral en la presentación, “están convencidos de que evangelización y desarrollo tienen que ir de la mano”.

El jesuita asturiano Kike Figaredo es el prefecto apostólico de Battambang. El misionero es muy conocido por su trabajo con las víctimas de las minas antipersona: “La mina deja a la persona rota, no sólo en el cuerpo. Ese es el momento para que nosotros animemos a la persona y le digamos: TÚ VALES”. Para Figaredo, la silla de ruedas es un “sacramento”, que transforma la vida de las personas”.

En Poipet está Micaela Sánchez Aguilar, una religiosa de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón nacida en Montilla (Córdoba), que vive como misionera en Camboya desde hace 13 años. Micaela relata la difícil situación de Poipet como zona de frontera con Tailandia, un sitio donde el tráfico de personas (especialmente de niños), se convierte en una lacra difícil de combatir por la presencia de las mafias. La presencia de las misioneras es “consuelo” para muchas personas, sobre todo niños y enfermos de sida.

Desde la capital del país, Gustavo Adrián Benítez, director de OMP para Laos y Camboya lleva a los periodistas al centro de genocidio Choeung Ek, donde en tiempos de Pol Pot se mataba y enterraba a los prisioneros de guerra. El director de OMP explica cómo pese a los intentos del dictador camboyano por destruir toda forma de religión, la religiosidad sigue estando presente en la población, como se contempla en la parroquia católica “Nuestra Señora de la Paz”, el santuario que atiende este misionero y al que acuden muchos peregrinos (algunos budistas) para rezar a la Virgen.

Finalmente, la madrileña Gema Extremo Aranda cuyo trabajo educativo y evangelizador como misionera salesiana se desarrolla en varios centros educativos de Nom Pen, afirma que llegó a Camboya con el deseo de proclamar el amor de Jesús y se encontró allí “que Jesús nos quiere y merece la pena vivir y compartir con los pobres la vida”.

 

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