En la revista Gesto viajamos hasta… Río Grande, la zona fronteriza de los EEUU

  • On 18 de diciembre de 2019

En el nuevo número de Gesto os llevamos hasta la ciudad fronteriza de McAllen (Texas) para conocer el trabajo de una misionera muy especial: la hermana Norma Pimentel.

La hermana Norma es misionera de Jesús y ejerce su labor en esta zona que, además, la vio nacer. Aunque lleva más de 30 años cuidando a quienes cruzan la frontera a los EEUU, actualmente lo hace como directora de un centro de Caridades Católicas. Es un centro de acogida –como un albergue- en el que se recibe y ayuda a las familias que logran cruzar la frontera cada semana. En ese centro, reciben la primera ayuda tras su entrada en los EEUU.

El trabajo de la Hermana y su equipo es enorme pues, aunque ahora la zona está más tranquila, han llegado a recibir hasta a 5.000 familias en una semana. A pesar de todo, la hermana Norma ha sido muy amable al dedicarnos un ratito de su tiempo para explicarnos mejor la difícil realidad que están viviendo tantas personas que han tenido que migrar.

Compartimos un extracto del reportaje que podréis leer al completo en el nuevo número de la revista Gesto:

“La Hermana Norma trabaja junto a cientos de voluntarios. Son gente del pueblo, que comparte lo poco que tiene y colabora con la hermana para ayudar a las familias que llegan. Cada día vienen más, pues huyen de la violencia de sus países, que hace impo­sible seguir viviendo allí. En el centro se les acoge tras su larga travesía. “Están con no­sotros solo un día. Pero en ese día les ayudamos a sentirse mejor”, nos dice. Lo primero que hacen es ofrecerles comida caliente, ropa limpia y la oportunidad de bañarse o ver al médico. Tras esa primera ayuda, las familias pueden descansar y los niños vuelven a jugar por primera vez en mucho tiempo. Norma nos explica que “son como el resto de niños del mundo. Sueñan con poder estudiar, jugar, pasar tiempo con sus padres… Lo único que les diferencia es que han tenido que huir de sus países”.

Y para concluir os mostramos la respuesta que nos dio la hermana cuando le preguntamos: “Hermana, ¿cómo podríamos ayudar nosotros, los niños de España y Europa?”  “Los niños de otras partes del mundo pueden ayudar de tres formas: la primera es rezando; pueden orar y pedirle a Dios por el bienestar de los niños que tienen que migrar. La segunda es escribiéndoles notas animándolos. Y la tercera es aprendiendo más sobre los migrantes en su ciudad, y quizás adoptando a una familia migrante”.

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