Por José María Calderón
Director de OMP en España
Desde la Conferencia Episcopal Española se está haciendo un esfuerzo grande por promover una cultura de la vocación: que todos los bautizados se sientan elegidos por Dios para vivir una fe entusiasta, alegre, generosa, ¡contagiosa! Para ello se creó un Servicio de Pastoral Vocacional para toda España, y se pide a cada una de nuestras setenta diócesis que promuevan lo mismo a ese nivel diocesano: que ayudemos a descubrir a todos los cristianos que la vida de fe no es un adorno o un complemento; es una forma de entender la vida, la propia identidad, el mundo en el que vivimos.
Decir “Tu vida, una misión” es consecuencia necesaria de esta convicción: la vida de cada uno de los bautizados no es simplemente que tenga una misión, sino que, como el papa Francisco recordó…, ¡es una misión! Qué bueno es que, desde que empezamos a conocer a Jesucristo, le descubramos como aquel amigo al que queremos que todos conozcan también, que todos sigan, que todos quieran… Los niños, con su sencillez y con su normalidad, pueden y deben dar muestras de lo que su corazón vive y ama, y por ello ¡son una misión!
Este es el precioso lema que la Infancia Misionera ha elegido para este año: “Tu vida, una misión”. Y no es forzar el compromiso de fe de los chavales: es ayudarles a ser conscientes de que todo lo que ellos viven, todas las circunstancias por las que pasan, todas las personas con las que ellos se encuentran son una oportunidad para ser apóstol, para ser evangelizador, ¡para ser misionero!
Y con un añadido. Decía santa Teresa de Calcuta: “Lo que yo puedo, tú no lo puedes; lo que tú puedes, yo no lo puedo; ¡juntos haremos algo hermoso para Dios!”. Es decir, que el testimonio de cada uno de ellos entre sus amigos, sus compañeros de estudios, sus familiares… es insustituible; y deben, cada uno de ellos, no solo sentir la responsabilidad que este convencimiento les exige, sino también la alegría de ser instrumentos del mismo Señor para hacer que su amor, su salvación, su vida, ¡llegue a tanta gente a la que, sin ellos, no podría llegar!
Creo que el lema de este año es una forma concreta de describir la Infancia Misionera. Cuando Mons. de Forbin-Janson pensó en la Obra de la Santa Infancia, su intuición se plasmó en una frase que lo explicaba muy bien, “Los niños ayudan a los niños, los niños rezan por los niños, los niños evangelizan a los niños”, y que quería decir, en mi opinión, justamente esto que nosotros, de forma más directa y más simple, hemos expresado así: “Tu vida, una misión”. Sí, cada uno de ellos, niños y jóvenes, en su lugar y circunstancias concretas, con la personalidad y los talentos que Dios le ha dado, es una misión. Y hace posible que el plan de salvación que Dios tiene trazado para este mundo se vaya cumpliendo a lo largo del tiempo y de la sociedad.
Esta actitud o forma de entenderse uno a sí mismo nace de la oración, de la relación personal y directa del niño con Dios. Por eso es muy importante que no olvidemos aquello de “dejad que los niños se acerquen a mí” (Mc 10,14). Impresionante labor que tenemos los adultos con los que nos siguen: enseñarles a orar, a que conozcan a Jesús y lo traten como a un amigo. Preciosa labor que se tiene que hacer en los colegios y en las parroquias: que cada uno de ellos tenga la posibilidad de estar ante Jesús sacramentado, reconociendo en la Eucaristía la presencia real, viva de Jesús, nuestro Señor. Pero, sobre todo, importantísima labor de los padres, que, con su ejemplo de vida y con su palabra, han de enseñar lo importante que es gastar un tiempo con el Señor cada día, poniendo en sus manos lo que somos y vivimos, lo que necesitamos y lo que Él nos regala.
La oración, que va siempre acompañada por la vida sacramental. No podemos amar a quien no conocemos, y no podemos conocer bien a quien no tratamos… Por ello, la asistencia a la misa, y, en la medida en que se pueda, no solo a la dominical, así como la práctica de la confesión frecuente, son un regalo precioso, que los niños valoran enormemente.
Junto a esto, que es básico y ¡lo de toda la vida!, la lectura de la vida del Señor, del Evangelio, y de la vida de los santos es una grandísima fuente de conocimiento de la grandeza del amor de Dios. Jesús y los santos son los más grandes influencers que tiene nuestro mundo. Ahora que buscamos asiduamente la palabra de hombres y mujeres que nos hablan a través de los podcasts o de reels o de shorts, ¿qué mejor palabra y propuesta que la que nos hacen nuestros hermanos mayores que siguieron a Cristo?
“Tu vida, una misión”; y podríamos adjetivar: una misión apasionante y única.