Muchos misioneros dieron su vida por la fe en Costa de Marfil
- On 11 de abril de 2024
OMPRESS-COSTA DE MARFIL (11-04-24) Es lo que dice el vídeo de este año de Vocaciones Nativas que muestra, de una forma muy clara e impactante, cómo los jóvenes sacerdotes de los territorios de misión, como Costa de Marfil, son los sucesores de la valentía y la entrega de aquellos hombres y mujeres que entregaron sus vidas por el Evangelio. Es el vídeo que promueve la campaña de Vocaciones Nativas del próximo domingo 21 de abril.
“Muchos misioneros han muerto para que la fe católica pueda arraigar en este país nuestro”, dice el padre Jean Noël Gossou, director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Costa de Marfil. Y lo dice mientras, detrás, se suceden las imágenes de la primera parroquia que fundaron los misioneros en su tierra, la de San Antonio de Padua. “Realmente nos ayudaron, impulsaron la fe y la aumentaron en Costa de Marfil. Este Evangelio es lo que ayudó a nuestros padres a ser cristianos. Abandonaron fetiches y se entregaron a Jesucristo”, dice el padre Norbert Ake, profesor del seminario mayor de la diócesis de Grand-Bassam.
Los dos primeros misioneros que llegaron a las costas de este país de África occidental fueron los padres Alexandre Hamard y Emile Bonhomme. Era el 30 de diciembre de 1895 y en las imágenes del vídeo se puede ver un pequeño monumento en el patio de la parroquia que recuerda aquella fecha. El padre Bonhomme escribió aquel día contando cómo “el rey sentado sobre un madero, me recibió rodeado de toda su corte (se refería al rey de Moussou, que todavía hoy tiene sucesor). Eres, me dijo, la primera persona blanca que ha entrado en mi reino. Vienes a hacerme bien, estoy feliz, espero que me traigas buena suerte a mí y a mis súbditos. Elige el lugar más adecuado para construir tu cabaña. Te lo daré como regalo”. Aquella primera acogida cariñosa se acabaría tornando en enemistad cuando los misioneros empezaron a enfrentarse a las prácticas locales contrarias al Evangelio, y sobre las que la administración colonial francesa había hecho la vista gorda: los sacrificios humanos, la esclavitud, la poligamia… Aún así no se desanimaron.
“Este es el trabajo que han hecho los misioneros pero este trabajo continúa con nosotros los sacerdotes nativos que estamos en el lugar y que intentamos continuar con el fantástico trabajo que hicieron todos los misioneros”, señala hoy el director nacional de OMP de Costa de Marfil. Fueron un verdadero ejemplo que ha hecho que el crecimiento de la Iglesia en Costa de Marfil haya sido espectacular. En los últimos 40 años, madurada la fe, se ha duplicado el número de diócesis y han pasado de 153 sacerdotes a 1.573, y nunca han estado solos. El Papa les ha acompañado a través de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, que ha sostenido con más de 16 millones de euros, una media de 315.000 euros al año durante esta mitad de siglo, destinados a las vocaciones nativas.
Como explica en el vídeo el padre Thomas Camara, profesor del Seminario Mayor de Abiyán, la capital del país: “los jóvenes sacerdotes de África son personas que no provienen de familias adineradas y siempre necesitan esta ayuda de la Iglesia”. Una ayuda que es de gran importancia y utilidad para el seminario, añade: “Obras Misionales Pontificias primero nos ha ayudado en la construcción de nuestros edificios y ahora en la formación de nuestros jóvenes”. Jóvenes como Douglan Koné o Jean-Philippe Akret, que manifiestan su gratitud: “Gracias por esta preocupación y también por esta cercanía, porque sentimos que no estamos al margen y que la Iglesia también piensa en nosotros, piensa en la formación de sus futuros pastores”.
Ellos mantienen el impulso de llevar la Buena Nueva hasta los confines de la tierra, que comenzó con el envío de los Apóstoles y que llegó a ellos con aquellos primeros misioneros, sin importar lo que costara. Solo de la Sociedad de Misiones Africanas fallecieron por fiebre amarilla, otras enfermedades o incluso asesinados nada menos que 78 misioneros hasta 1999. Una lista que podría aumentar con la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, la rama femenina de esta Sociedad, y con otras congregaciones y misioneros que se fueron sumando a la evangelización. Aquellos misioneros pusieron en marcha el embrión del sistema educativo de Costa de Marfil. Recorrían los pueblos, compraban esclavos para liberarlos y levantaban escuelas para acoger a niños, que aprendían a leer, escribir y contar. Niños que se convertirían en catequistas, sí, pero también en la primera generación con posibilidades de guiar el destino de su país, en una sociedad internacional cada vez más compleja. Para financiar aquellas escuelas crearon fábricas de ladrillos e incluso levantaron una plantación de cacao de 150 hectáreas. Y, poco a poco, el Señor despertó la vocación en el corazón de los jóvenes marfileños. Se ordenaron los primeros sacerdotes y aumentó el número de religiosas. Ahora la Iglesia de Costa de Marfil está ya en sus manos. Por eso, como concluye el vídeo, las vocaciones son el mejor legado que los misioneros pueden dejar en la misión y la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, la que impulsa la campaña de Vocaciones Nativas, seguirá ayudándoles cada año, a ellos y a todas las vocaciones de los territorios de misión, ¿colaboras?