Una Iglesia “que sufre por su pueblo”, pero que “no ha perdido la esperanza”
- On 3 de febrero de 2023
OMPRESS-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (3-02-23) “Ha sido hermoso para mí pasar estos días en vuestra tierra, que con su gran bosque representa el corazón verde de África, un pulmón para el mundo entero”, ha sido el saludo del Papa a los obispos congoleños esta misma mañana, en la última cita pública de su visita a la República Democrática del Congo, antes de partir hacia Sudán del Sur.
Ayer en la Catedral de Nuestra Señora del Congo de Kinshasa, el Papa tenía un encuentro de oración con los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas, en el día de la Presentación del Señor, “día en el cual rezamos de modo especial por la vida consagrada”. Les animó a ser testigos, porque “no son suficientes las palabras y las intenciones; lo que realmente cuenta es la vida misma, la propia vida. Queridos hermanos y hermanas, mirándolos a ustedes doy gracias a Dios, porque son signos de la presencia de Jesús que pasa por los caminos de este país y toca la vida de la gente, las heridas de su carne”. Les ha dado las gracias, “por lo que son y lo que hacen; gracias por el testimonio que dan a la Iglesia y al mundo. No se desanimen, los necesitamos. Ustedes son valiosos, importantes, se lo digo en nombre de toda la Iglesia”.
En la mañana de hoy el Papa Francisco a los obispos del Congo, reunidos en la sede de la Conferencia Episcopal, les decía que “esta inmensa extensión verde que es vuestro bosque es también una imagen que habla de nuestra vida cristiana: como Iglesia necesitamos respirar el aire puro del Evangelio, ahuyentar el aire viciado de la mundanidad, custodiar el corazón joven de la fe”. Y ha añadido: “Así imagino a la Iglesia africana y así veo a esta Iglesia congoleña”, una iglesia, “joven, dinámica, alegre, animada por el anhelo misionero, por el anuncio de que Dios nos ama y que Jesús es el Señor”. Una Iglesia “que sufre por su pueblo”, pero que “no ha perdido la esperanza”. Una Iglesia que “es signo visible de Cristo que, aún hoy, es rechazado, condenado y despreciado en los muchos crucifijos del mundo, y llora nuestras mismas lágrimas”.
Les recomendaba el Papa a los obispos la cercanía con Dios, porque si la cultivamos, “nos sentiremos impulsados hacia el pueblo y sentiremos siempre compasión por quienes se nos han confiado”. Les ha dicho: “Cuando levantamos la voz, nos arriesgamos”, y ha recordado el ejemplo del siervo de Dios Mons. Christophe Munzihirwa, “pastor valiente y voz profética, que protegió a su pueblo ofreciendo su vida” y “fue asesinado en una plaza de la ciudad, pero su semilla, plantada en esta tierra, junto con la de muchas otras, dará fruto”. Y les animaba a recordar, “con gratitud, a los grandes pastores que han marcado la historia de vuestro país y de vuestra Iglesia, de los que os evangelizaron y os precedieron en la fe”, porque “son vuestras raíces, que os fortalecen en el ardor evangélico”. Ha concluido animándolos a la misericordia: “¡Por el perdón arriesgad siempre! Perdonad siempre, en el sacramento de la Reconciliación, y así sembrarás el perdón en toda la sociedad”. Tras el encuentro con los obispos, el Papa se ha trasladado al aeropuerto de Kinshasa, desde donde partirá hacia Juba, en la segunda etapa de su viaje a África, Sudán del Sur.