Vivir la Navidad en Kiev
- On 17 de enero de 2024
OMPRESS-UCRANIA (17-01-24) Las misioneras de la congregación de Santo Domingo escriben desde su Misión María Madre de Dios, en Kiev, cuentan cómo han vivido la Navidad y cómo viven el día a día de un país en guerra, aliviando en lo que pueden. En marzo de 2022 tuvieron que abandonar Ucrania, pero después tuvieron la alegría de poder volver. Hace 25 años, fundaron la “Casa de los niños” (en ucraniano “Dim Ditey”), una guardería y un centro ecuménico de niños, para ofrecer actividades después de la escuela. Por ella han pasado miles de niños ucranianos de diversos credos.
“Querida familia y amigos: Desde nuestra comunidad de Kiev, os anunciamos con los niños, con las familias de nuestro Centro que, en medio de la noche, Dios viene. Al igual que con todos sus hijos, sufrientes y desvalidos, El Emmanuel, nos lleva de la mano haciendo camino con este pueblo, iluminando nuestras oscuridades, nuestras vidas.
La Noche Buena, disfrutamos una noche de paz. El 25 celebramos la Eucaristía en la iglesia de los dominicos, junto con la comunidad de lengua francesa. Estábamos emocionados de cantar de nuevo el Nacimiento de Jesús. El padre Pietro, dominico polaco, comentaba al evangelio del día: La Palabra, luz que brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron, ¿Cómo reconocerla en medio de la guerra? ¿Cómo reconocer el bien en medio del mal? A eso nos llama Dios: a reconocer su paso, su luz en lo que vivimos.
Muchos nos preguntáis: ¿Cómo veis la guerra? Larga. Aunque no salga en las noticias, la guerra continúa todos los días. Kiev no es la primera la línea de fuego, y, sin embargo, las alertas y sirenas nos recuerdan que la guerra continúa. En general los ataques de drones y misiles son destruidos en el aire. Fuera de Kiev, sabemos de las grandes extensiones bombardeadas y arrasadas por completo. A pesar de todo un soldado que está en el frente nos dice: Tengo la esperanza que algún día podamos vencer a esta furia y volver a casa.
En medio de tanto dolor, reconocemos la luz de Dios en la prontitud y organización de los rescates, y urgencias, en el acompañamiento rápido de las familias afectadas por muertes, separaciones familiares forzosas y en la rápida reparación de lo que destruye. Esto nos admira. La fortaleza de este pueblo nos anima a todas con la esperanza de que llegue la paz.
Con vosotros, con vuestra ayuda, y la de tantos aquí, nos alegramos encendiendo algunas luces en la oscuridad: hemos enviado paquetes de alimentos a familias. A una familia, desplazados de guerra le hemos comprado lavadora y frigorífico. Hemos ayudado a enfermos, ancianos y niños. La organización ucraniana con que colaboramos nos expresa su ‘agradecimiento-подіака’, con un ‘diploma’: Nuestra gratitud desde el fondo del corazón por no dejar a nuestros niños desfavorecidos solos con sus problemas, por ayudarlos tanto financiera como materialmente, y por renovar la fe en la humanidad y cuidar del dolor de otra persona, así nos dice en su diploma. ¿Cómo va vuestra obra?
Tenemos un grupo de 53 niños matriculados, aunque no vienen todos a diario, a veces por dificultad del desplazamiento, por las alarmas… Entre las dos fiestas de Navidad, una de pequeños y otra de mayores, estuvieron 42 niños. Debemos ser creativas en las dificultades, para adaptarnos a los imprevistos de cada día, que son muchos. El programa del año lo basamos en la confianza y la fe en Dios, y la misericordia con todos. Nuestro lema: Dios nos cuidará ¡Valemos más que los gorriones!
Hemos incorporado las alarmas y el bajar a nuestro pequeño refugio, a lo cotidiano. Allí tenemos calefacción, agua, galletas, juegos, el ordenador para las clases, colchonetas, bancos y sillas, y separado entre cortinas un WC de camping.
¿Qué dicen vuestros niños? Quisiera enterrar a todos los tanques. Les tengo odio. En la oración, siempre hay un silencio estremecido, al rezar ‘por nuestros padres, hermanos, tíos y todos los que nos defienden con su vida’. ‘Aquí, en Dim Ditey, el refugio es más bonito, en casa bajamos juntos al parking’. ‘Cuando se oye el boomm, ya sabes, son las actividades para la vida cotidiana’. (Se refieren a los bomberos y cuerpos de seguridad, de desescombro…). ‘Los rusos, creen que estamos muertos, pero seguimos vivos’. Así se explican los niños. ¡Siempre nos asombran con sus reflexiones y ocurrencias!
Los niños huérfanos que tenemos en el centro, consuelan a sus madres con su cariño. Una niña de 10 años consuela a su madre y le dice: Y no soy la única, mamá, como yo ¡Hay tantos! Nosotras tratamos de estar ahí, de que sepan que aquí pueden venir siempre que quieran, escuchar, y procurar un ambiente de amor y de paz, de cuidado cariñoso, en el que recibimos más que damos y como veis las palabras de los niños nos iluminan.
¿Cómo estáis vosotras? Nosotras, con las dificultades propias de nuestra edad, pero tenemos ángeles buenos que nos ayudan cuando es necesario. Otra dificultad, es la carencia de maestras y voluntarias. Muchas se han ido del país. Hay alguna escuela cerrada por falta de maestras. Y luego los imprevistos, como la baja de la maestra de los pequeños porque se cayó y se partió el pie. Pero hasta aquí siempre hemos podido acoger a todos.
En el Centro pudimos celebrar la Navidad, anticipada el 16 y el 22 de diciembre, sin alertas, con los mayores y pequeños. Fueron unas celebraciones preciosas. Los niños se habían esforzado mucho en la preparación del teatro, La flor de la paz y el nacimiento de Jesús. Fue un auto de Navidad, que nos hacía reflexionar, sentir que, buscar la paz es buscar también el diálogo, el perdón, la comprensión, la amistad, la misericordia. Cantamos villancicos en español y ucraniano, rezamos, y en el silencio delante del nacimiento viviente, dejamos que nuestras almas unidas, recibieran el consuelo de la paz de Jesús. Celebramos realmente de manera espiritual y material, pues nos llegaron de Suiza unos paquetes de regalos para los niños, el 12 de diciembre. ¡Increíble!
Nosotras también recibimos la lotería el día 22, pues fue ese día cuando se acabó la instalación del ascensor. ¡Qué alegría y cuanto agradecimiento a la empresa y a la familia que nos lo regaló! ¡Cuánto disfrutamos de subir y bajar sin esfuerzo ni dolores! El otro gran premio, el de las calderas de gas y pellets, ya lo habíamos recibido antes, y lo hemos ido disfrutando a lo largo del invierno. ¡Qué consuelo les da a nuestros niños bajar al refugio y que esté tan calentito! Los padres, lo agradecen cuando vienen a traerlos y a veces se quedan a esperarlos para estar calientes, algunos no tienen calefacción en su casa. A todos los que nos lo han facilitado ¡Gracias! Otras sorpresas que hemos recibido: Un turrón español y almendras de una ucraniana que reside actualmente en Alicante, y rosas, manzanas, patatas y… ¡¡¡un pavo!!! de otros ucranianos de aquí. Así que ya veis que lo del ciento por uno, es una realidad. ¿Quién podría imaginar esto?
Estos días de Navidad, de encuentro con el Señor, de viajes de tanta gente hacia Ucrania, se ven empañados por el recrudecimiento de las hostilidades, pero Dios, siempre nos pondrá estrellas que nos guíen hacia el portal y San Miguel, Patrono de Kiev nos librará del dragón. Con vosotros seguimos las estrellas. ¡Con todos está el Emmanuel! ¡Gracias por tantos mensajes, por vuestro cariño, cercanía y sobre todo por vuestra oración! ¡Os deseamos un año 2024 lleno de Dios, pues con Él lo tenemos todo! Un abrazo con mucho cariño: María, Antonia, María Jesús y Conchita”.