Vivir el coronavirus en la provincia boliviana de los Moxos

  • On 2 de septiembre de 2020

OMPRESS-BOLIVIA (2-09-20) Desde su misión del Beni, en la provincia boliviana de los Moxos, la hermana Adelina Gurpegui hace una completa crónica sobre cómo han vivido desde sus inicios y cómo están viviendo allí la crisis del coronavirus. La crónica la ha dividido esta misionera navarra en tres etapas.

Primera etapa:

“Nuestro pueblo está ubicado en la zona pre amazónica del Beni, provincia de Moxos”, cuenta la hermana desde Eparu, donde esta Hija de la Caridad vive su misión. “La mayor parte del año estamos incomunicados por vía caminera. Solo la acuática y aérea nos permite salir, ni siquiera por internet podrían enviar los virus, porque casi siempre estamos sin señal, por lo que, hasta el presente, no ha podido desplazarse hasta nosotros. Nuestra vida seguía normal y sin preocupaciones hasta que algunas causas nos han alterado, aunque nunca el virus. El primer golpe fue el cierre de la escuela con la subsiguiente desbandada de los numerosos niños. El segundo fue las continuas salidas y entradas de avionetas no comerciales ni de pasajeros, ya que el aeropuerto de Trinidad estaba cerrado, con la presencia inesperada de gente extraña, unos hijos del pueblo y otros desconocidos.

Esto provocó altercados con los responsables del Hangar y pista de aterrizaje, por lo que tomaros la decisión de bloquearlo, colocando unos turriles que permitieran mayor control. Como uno de los pilotos era sobrino del sub alcalde, convocaron un cabildo abierto, donde expusieron las razones en principio en contra, luego alegaron los pilotos que solamente iban a sus Estancias ganaderas y prometieron la ayuda al pueblo en esta crisis, con lo que todos cedieron. Ante la ausencia del virus la vida seguía normal, siempre nos comunicamos con las comunidades aledañas, que son quienes nos proveen de los productos del campo. Los pilotos cumplieron su promesa repartiendo víveres a cada familia por medio de los dirigentes zonales, la alcaldía y el Cabildo Indígena.

Empezaron algunos descontentos y amenazas de denuncias, con lo que el Sr. Corregidor convocó a un cabildo cerrado con los dirigentes de zonas e instituciones (el que resultó abierto), para expresar la obligatoriedad de la ley de cuarentena, con la amenaza recibida si no acatamos. Escuchadas las diversas opiniones determinaron controlar las entradas por agua, prohibidas las reuniones, celebraciones etc. Las tiendas se abrirían por la mañana y a partir de las 5 de la tarde porque muchos llegan del campo y es la “hora del pan y la compra”. La Cdad. Nos encargamos del cuidado y alimentación de los ancianos, por lo que salimos en su defensa con la ley del cuidado del adulto mayor y se permitió seguir con su alimentación de las mañanas. Todo normal hasta la 1 de la tarde en que prevalecería el “quédate en casa”. Lamentablemente esto comenzó justo antes del Domingo de Ramos, por lo que nuestras celebraciones han quedado muy restringidas y casi reducidas a las celebraciones mañaneras con los ancianos, donde nadie nos controla y, según su costumbre, han celebrado todo. Acordamos colocar grandes carteles en la calle que vayan dirigiendo nuestra Semana Santa y la fe y el ingenio de nuestra gente han permitido celebrar el Jueves Santo con la exposición del Santísimo toda la mañana, el viernes el Vía Crucis y tradicional descendimiento (que resultó multitudinario y solemne, aun sin avisar ni campanas) y el Domingo Pascual. Por lo demás todo sigue normal.

Segunda etapa:

“Las donaciones. Esto va resultando nuestra bendición en medio del problema. Por supuesto que aquí no podían beneficiarse de los aplaudidos bonos gubernamentales, porque no tenemos bancos ni policía, ni modo de desplazarse hasta ellos. Por eso, los ganaderos (dueños de la zona), acordaron ofrecer ganado que ayudase a la alimentación, sobre todo de los ancianos, en este tiempo. Esta ha sido nuestra bendición en medio de la pandemia, en especial para los ancianos y nuestro trabajo añadido, con los repartos de carne y el charqueo para guardar algo, las patasqueadas y gelatinas de pata, chicha, que nos tienen en el fogón día y noche. Durante algún tiempo la calma ha durado y los abuelos han podido reunirse diariamente y comer muy bien. Creo han mejorado mucho su salud. También hemos comenzado celebraciones en la capilla, incluso con toque de campanas, que resultaban multitudinarias. Una Hermana no ha dejado de ir por las casas visitando y rezando con la gente. Con las personas mayores y aprovechando el comedor, se han celebrado todos sus santos y santicos, como acostumbran.

Pero, en Trinidad han comenzado los contactos positivos llegados de fuera. Estábamos descuidados por la ausencia de casos y repentinamente los contagios han sido masivos, hasta el punto de sentirse colapsados. Familiares del pueblo empezaron a llegar, a pesar de las prohibiciones. Comenzaron las denuncias y hubo que hacer una reunión en la sub alcaldía con representantes de las zonas donde se acordó un plan de prevención: Lo más importante es el cierre de las fronteras a los llegados por la única vía caminera hasta cierto punto: Monte Mae, después solo existe la entrada al pueblo fluvial. Por supuesto, tanto nuestras comunidades aledañas, como los chacos y estancias pueden movilizarse, esta es nuestra fuente de trabajo y no corre peligro. Se formaron equipos de control día y noche, en los que participamos y para los que ingresen de fuera se habilitaron 3 mochilas de fumigación para los que transportan mercancías y pasajeros desde la laguna. El Centro de Salud atenderá con preferencia los síntomas sospechosos y emergencias. Caso de existir algún caso con sospecha, ofrecimos lugar para su aislamiento y la familia quedaría confinada en su casa. Como no tienen medios de protección, nos orecimos a confeccionar buzos para el personal de salud y barbijos para todo el que lo necesite.

Algo positivo: Mucha de nuestra gente aprovecha para trabajar en el campo, junto con sus hijos, que no tienen escuela, con lo que el silencio en el pueblo es total. Se está atendiendo al campo y sembrando más que nunca. Estamos fomentando la agricultura proveyendo semillas y trabajando el campo con los abuelos, confeccionando mermeladas, licores, ensaladas de fruta y cuanto podemos con los productos locales, recuperando su sabiduría ancestral a fin de aprender sus métodos y mejorar la alimentación local”.

Tercera etapa:

“No solo en Trinidad, sino en el resto del Beni y país, se están incrementando los casos y el desconcierto. Se terminan los plazos para cobrar los bonos y a pesar de que prometieron venir a pagar al pueblo, no han cumplido, por la multiplicación del virus. Aunque no muy bien, se abrió el camino por tierra, así que ha sido incontenible la oleada de gente marchando a cobrar sus bonos a la ciudad vecina, a pesar de la lluvia y mal tiempo, igualmente la llegada de coches y familiares que buscan refugio en el campo o quieren vender sus productos. Estamos en alerta y seguras de que, al fin, el COVID19 llegará a S. Lorenzo.

Es la época de las gripes y con ella acuden cada día en busca de remedios. Ante esta situación la sub-alcaldía dio la alerta en las redes sociales y llegó una comisión de salud desde Trini con todos los equipos y medicinas necesarios para primera fase. En caso de enviar en avioneta a Trinidad. Han hecho rastrillaje por los enfermos del pueblo y creen que, si están infectados, muchos en periodo de incubación y prevén en unos días estallen los casos. Reunido todo el comité se instaura cuarentena rígida. Se suspende el comedor de ancianos. Nadie hace caso, no se utiliza barbijo. En unos días comenzarán las clases con la modalidad de los maestros preparar los temas en fotocopias para responder en sus casas. No se vislumbra el fin. Damos gracias a Dios y a todas las personas solidarias que han colaborado para que no falten ni los alimentos, que todos van recibiendo, ni los medicamentos básicos para su atención”.

 

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