Víctimas del odio: proceso de beatificación de 35 mártires indios
- On 2 de noviembre de 2023
OMPRESS-INDIA (2-11-23) La Santa Sede ha dado el “nihil obstat” al proceso de beatificación de 35 mártires, asesinados en Kandhamal, al este de la India, en el estallido de violencia anticristiana que sacudió la zona en 2008. La violencia de los fundamentalistas hindúes causó una verdadera catástrofe humana y material.
La Conferencia Episcopal India, reunida en Bengaluru en enero de este año, aprobó la propuesta del arzobispo Barwa y la recomendó ante la Santa Sede, que ha aprobado el proceso de “Kanteshwar Digal y compañeros mártires”. Es la acostumbrada expresión que une en amor y fe a los mártires y que se ha repetido a lo largo de la historia y de los continentes: “Pablo Miki y compañeros mártires”, “Carlos Lwanga y compañeros mártires”, “Andrés Kim y compañeros mártires”…
El nuncio apostólico en la India, Mons. Leopoldo Girelli, llevó la carta oficial a la archidiócesis de Cuttack-Bhubaneswar, donde encuentra Kandhamal, en la que se recoge que el Dicasterio vaticano para las Causas de los Santos emitía el “nihil obstat” al proceso de beatificación. Este “nihil obstat” ha tenido lugar tras una cuidadosa consideración y discernimiento, por lo que no existen obstáculos doctrinales ni morales. A partir de ahora los mártires reciben el título de siervos de Dios y la diócesis puede iniciar el proceso canónico recogiendo declaraciones de testigos que el Dicasterio para las Causas de los Santos deberá examinar. Si el resultado final es positivo, el Papa podrá autorizar la promulgación del decreto sobre el martirio, que conducirá a la beatificación.
En 2008, estalló la violencia contra los cristianos en Kandhamal, en Odisha, en el este de la India, en lo que la Iglesia recuerda como el peor estallido –y desgraciadamente ha habido muchos–de persecución anticristiana de las últimas décadas. Todo ocurrió tras el misterioso asesinato del monje nacionalista hindú Swami Laxmanananda Saraswati en su ermita de Kandhamal. El asesinato fue rápidamente declarado una “conspiración cristiana” por grupos de nacionalistas hindúes y el cuerpo del líder hindú asesinado fue llevado a través de Kandhamal en una procesión fúnebre durante dos días mientras se lanzaban llamamientos a vengarse de los cristianos. Y estalló la violencia. El número de personas asesinadas superó el centenar y al menos 64.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Se destruyeron 300 iglesias y más de 6.000 casas de cristianos quedaron arrasadas. Cientos de personas buscaron refugio en los bosques para escapar de los fanáticos instigados por los nacionalistas hindúes. Hoy en día no hay persecución abierta en Odisha, pero las heridas del pasado siguen abiertas.
Las personas que conocieron a los mártires de Kandhamal han expresado su alegría ante la noticia. El padre Ajay Kumar Singh, un activista social que ha estado luchando por obtener justicia para los supervivientes de Kandhamal, dijo a Matters India: “Es un gran tributo a unos sencillos aldeanos que siguieron a Jesús hasta el Calvario”. Los mártires de Kandhamal “podrían haber sucumbido a la tentación de negar su fe y a Jesús, ya que quienes les atacaban les dieron la opción de morir o convertirse al hinduismo”, pero no lo hicieron, señala el padre Singh y nada antepusieron a su fe.
En una carta a la Santa Sede, Rajendra Digal, hijo del Siervo de Dios Kanteshwar Digal, agradeció a la Iglesia este paso: “Es un orgullo para mí que mi padre muriera por la fe en Cristo. Es un verdadero testigo ante todo el mundo de una fe firme en Dios”. La causa de beatificación nombra expresamente a Kanteshwar Digal, padre de familia y catequista de la parroquia de Sankarakhole, asesinado a la edad de 53 años el 25 de septiembre de 2008.
El arzobispo de Cuttack-Bhubaneswar, Mons. John Barwa, declaraba que “para mi pueblo esto va a ser un gran impulso”, ya que además están celebrando las bodas de oro de la diócesis, con el lema “Compasión, Continuación y Compromiso”. Por eso, señala, “cuando vemos que nuestros propios hermanos y hermanas son reconocidos por toda la Iglesia, es algo grandioso: saber que Kandhamal no ha sido olvidado, que Dios los escucha, que incluso a través del martirio Dios está con ellos”.