OMPRESS-ALCALÁ (16-02-24) La Delegación de Misiones de Alcalá, como todos los años por estas fechas, anuncia que comenzarán las reuniones del camino de formación de jóvenes que quieran unirse al viaje misionero a Ecuador este próximo verano.

Como explican desde la delegación, es necesario comenzar pronto la preparación, ajustar la agenda y reservar fechas, porque esta experiencia es mucho más que un “campamento”, que se vive un poco más lejos. La inversión que hay que hacer para participar es mayor, porque hay que contar con el vuelo, al igual que la preparación necesaria también es mayor. “Quizás la clave para entender la diferencia”, señalan desde Alcalá, “es que, en otras actividades, los jóvenes se encuentran todo organizado para recibir. A la experiencia misionera, en cambio, los jóvenes van para dar. Pero eso exige una cierta madurez humana y espiritual, y un camino de preparación”.

Aunque en principio, cuando comenzó la preparación de este viaje, las noticias llegadas de Ecuador no eran buenas, pasadas unas semanas, los misioneros desde Ecuador “nos han dicho que podemos continuar con la preparación de los jóvenes y seguir adelante con la organización del viaje misionero. Y eso vamos a hacer, siempre pendientes de la información que nos vaya llegando”, aseguran desde la Delegación de Misiones.

El viaje comenzará ya aquí con la reunión en Alcalá de Henares el 31 de julio, con el vuelo Madrid-Guayaquil programado para el 2 de agosto. La salida de vuelta desde Guayaquil el 21 de agosto. Lo que supone llegar a Madrid el 22 de agosto 2024. El precio son 1.450 euros, lo que incluye el vuelo (que ahora mismo está en torno a los 1200 euros), estancia en Ecuador y seguro internacional de viaje. Los jóvenes interesados pueden escribir a misiones@obispadoalcala.org, al igual que aquellas parroquias, comunidades o centros educativos que quieran organizar un encuentro informativo.

Se trata de una oportunidad para vivir algo muy, muy especial. Como explicaba una de las jóvenes participantes del viaje misionero del año pasado, “para mí, el viaje misionero ha sido como si me cogieran por los hombros y me sacudieran fuertemente, como si me destaparan los ojos. Ecuador me ha cambiado la manera de vivir mi fe, de pensar, de amar…”.