Una sentencia en Brasil puede acabar con numerosas demarcaciones indígenas
- On 8 de junio de 2023
OMPRESS-BRASIL (8-06-23) Mons. Roque Paloschi, arzobispo de Porto Velho y presidente del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), recuerda, ante la sentencia del Tribunal Supremo de Brasil que amenaza con la desaparición de territorios indígenas, que la Iglesia ha defendido la causa indígena, y la sangre de las misioneras y misioneros así lo atestigua.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil está juzgando estos días si es constitucional o inconstitucional la tesis jurídica que considera el 5 de octubre de 1988, la fecha de promulgación de la Constitución brasileña, la fecha de plazo para la demarcación de las tierras indígenas. Fue la primera constitución de Brasil en reconocer el derecho que los indígenas, como primeros y verdaderos propietarios, tenían de sus tierras, que ocupaban antes de la llegada de los no indígenas. Es cierto, que las tierras indígenas son bienes del Estado, pero es precisamente por ello que tiene la obligación de promover la demarcación de estos territorios en favor de sus habitantes tradicionales.
La demarcación es un proceso administrativo complejo con muchas etapas y la Constitución dio de plazo hasta 1993, cinco años, para que se demarcaran todas las tierras indígenas. Sin embargo, todavía hoy, hay más de 300 territorios que se encuentran en situación jurídica indefinida. Si los pueblos que las ocupan no consiguen pruebas de que ocuparon el área dentro del plazo estipulado por el “Marco Temporal”, serán expulsados de esas zonas y perderán sus derechos.
Mons. Roque Paloschi, el presidente del organismo de la Iglesia que más ha trabajado con los indígenas, el Consejo Indigenista Misionero (CIMI), junto a numerosas congregaciones religiosas y las mismas diócesis, recordaba que ahora “el CIMI no puede abandonar su misión de estar junto a estos pueblos que históricamente siempre fueron vistos como un estorbo, un inconveniente en la historia de Brasil, pero que son los primeros habitantes de estas tierras”. Por eso, “el CIMI desde su creación asumió este compromiso de alianza con la causa indígena”, un compromiso que ha sido refrendado con un gran número de mártires, ya sean misioneros, misioneras o líderes indígenas”.
En una perspectiva bíblica, Mons. Paloschi señaló que “un día Dios nos preguntará, como le preguntó a Caín, ¿dónde está tu hermano? ¿Dónde están las poblaciones indígenas que en 1500 eran casi 6 millones y hoy el número es insignificante para este país nuestro?”. Preguntas que le llevan a afirmar que “nosotros también tenemos esa responsabilidad de defender la vida. Y defender la vida no es contra nadie, sino sobre todo defender el derecho de estos primeros habitantes del país y junto con defender su derecho, defender el derecho de todos, especialmente de los pobres”.