Una ruta por el Lyon de la Beata Pauline Jaricot

  • On 7 de abril de 2025

OMPRESS-LYON (7-04-25) El padre Rafael Rámila pertenece a la Sociedad de María, los Padres Maristas. Desde hace tres años es capellán en París de dos colegios de su congregación. Los Padres Maristas, como la Obra de la Propagación de la Fe, el Domund, fueron fundados en Lyon. Desde allí escribe compartiendo sus emociones en un paseo matutino por el casco viejo de Lyon.

“Estoy en Lyon para una reunión de mi Congregación (Padres Maristas). Aún es pronto y salgo a dar un paseo por el casco viejo de esta ciudad galorromana, llena de vestigios cristianos, marianos y ‘misioneros’. Atravieso el Saona por el puente de San Jorge. Del otro lado del río se yergue esbelta la Iglesia de San Jorge, la parroquia de la Beata Paulina Jaricot. Al fondo de la colina se divisa la gran Basílica de Fourvière: en la primitiva iglesia que hay al lado, en profundo recogimiento ante la imagen de la Virgen, tuvo Paulina la idea y la osadía de fundar la Obra de oración y ayuda a las Misiones, que después derivó en las Obras Misionales Pontificias. Camino a orillas del Saona en dirección a la Catedral de San Juan Bautista. Un edificio de viviendas me llama la atención pues en la esquina del paramento veo y admiro una hermosa estatua de la Virgen Maria. Cambio de acera y continúo por la calle de los Sacerdotes. Al final, se yergue la mole de la catedral de Lyon. Al final del atrio-plaza delante de la catedral, comienza la colina de Fourvière. Este nombre significa ‘foro viejo’, pues en un lugar de la ladera se encontraba el Foro primitivo de la ciudad romana. En estos parajes tuvo lugar también el martirio de los primeros mártires de Lyon: San Potino, Santa Blandina y otros compañeros; más tarde también San Ireneo fue martirizado en esta misma colina.

Entro en la catedral. Como marista siento mucha emoción, pues aquí tuvo lugar el 22 de julio de 1816 la ordenación sacerdotal del Venerable Juan Claudio Colin, fundador de la Sociedad de María, así como de San Marcelino Champagnat, fundador de los Hermanos Maristas, y otros varios compañeros neosacerdotes que al día siguiente subieron a pie a la ermita de Fourviere (en 1816 no existía la actual gran Basílica) para comprometerse ante Dios y la Virgen María a fundar la ‘piadosa congregación de los Maristas’.

Tardo un tiempo en encontrar la capilla del Santísimo; ante el Señor rezo por el Papa, enfermo y hospitalizado, por los difuntos y por las vocaciones misioneras, poniendo como intercesores a la Beata Paulina Jaricot y a San Pedro Chanel: Lyon ha dado muchos misioneros a la Iglesia a lo largo de su historia y está llamada a seguir con esta vocación misionera. Uno de los compañeros de la reunión, capellán en dos colegios Maristas de Lyon, me comenta que hay varios niños y jóvenes que serán bautizados en la Vigilia Pascual; y también unos trescientos jóvenes y adultos de la diócesis de Lyon recibirán las aguas bautismales en la noche tan especial de la Resurrección del Señor. Hay, pues, motivos de esperanza para la Iglesia de esta Francia, de la que los malos agoreros cantan ya su agonía y muerte. Antes de salir, me topo con una imagen de Santa Teresa del Niño Jesús, patrona de las Misiones. Rezo un momento y leo una inscripción que acompaña a la imagen: Santa Teresita nos invita a ser humildes y pequeños, y Dios nos llenará de su Amor y nos transformará en llamas de amor…

Regreso por detrás de la catedral y descubro una plaza con ruinas de una iglesia cristiana de los primeros siglos. Todo en Lyon habla de raíces cristianas y de testimonio vivo de fe de los creyentes de esta ciudad primada de las Galias.

Antes de subir a nuestra casa, me detengo unos minutos en el escaparate de las Obras Misionales Pontificias (Calle Sala, n. 12) Aún es pronto y las oficinas están cerradas. Por la tarde regreso y una señora me enseña la Biblioteca y despachos. Le pregunto si tienen una Exposición misionera con obras de los diversos continentes donde los misioneros franceses han evangelizado (Oceanía, África, Canadá, China, Extremo Oriente…). Me dice que sí, que en esta sede tienen algunas cosas, pero la mayoría de los objetos los tienen cedidos a la ciudad de Lyon y se pueden ver en el Museo de la Confluencia, allí donde el Saona se junta con el Ródano. En esta ocasión no puedo quedarme más tiempo, pero hago el propósito de volver tres o cuatro días a Lyon para gustar más del aire mariano y misionero que se respira en esta ciudad. Rafael Rámila SM. Paris 5 de abril 2025”.

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