Una oportunidad para rezar por nuestros hermanos latinoamericanos
- On 28 de febrero de 2018
OMPRESS-TARRAGONA (28-02-17) El arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol Balcells, ha escrito una carta a sus fieles con motivo del Día de Hispanoamérica que la Iglesia española celebra el próximo 4 de marzo:
“El primer domingo de marzo la Iglesia celebra el Día de Hispanoamérica. Es una jornada impulsada desde 1959 para fortalecer los lazos de fraternidad y comunión con los países de habla hispana del continente americano.
Desde el viaje de Colón hasta hoy han sido muchos miles los religiosos que durante estos siglos han cruzado el océano para llevar a América la simiente del Evangelio. También sacerdotes diocesanos, en el marco de la OCSHA (Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana).
La simiente dio un gran fruto en aquellas tierras. Actualmente de los 1.200 millones de bautizados, la mitad viven en América y de ellos 480 millones en los países latinoamericanos. Dos países son los que tienen más católicos del mundo: Brasil (134 millones) y México (96 millones).
Por si faltaba un dato que confirmara la pujanza de la Iglesia hispanoamericana, desde el 13 de marzo de 2013 los católicos tenemos al primer Papa procedente de este continente. Francisco es el pontífice número 266 de la Iglesia universal.
En este Día de Hispanoamérica no solo rezamos por los misioneros, algunos de ellos seglares, que han ido a estos países, atendiendo a una llamada vocacional. También rezamos por tantos hermanos nuestros latinoamericanos que han venido a vivir entre nosotros, enriqueciendo nuestra sociedad con sus tradiciones culturales y con su forma, a menudo más cordial y más sensible, de vivir la religión común.
En un mundo global, la «Iglesia en salida» que estimula el Papa se produce en ambas direcciones. Es mucho lo que desde aquí hemos llevado a América y mucho lo que nos viene devuelto con aire de frescura, a una Europa que parece envejecida cuando se piensa en la perenne juventud de la fe.
Muchos hispanoamericanos vienen como inmigrantes. Y ante el recién llegado –como ha señalado el Papa–, a veces cabe «el miedo de que perturben el orden establecido, roben alguna cosa que hemos construido con sufrimiento. Los recién llegados también tienen miedos: temen la confrontación, el juicio, la discriminación, el fracaso. Estos temores son legítimos, se basan en dudas perfectamente comprensibles desde el punto de vista humano. No es pecado tener dudas y miedos. El pecado es dejar que nuestros temores determinen nuestras respuestas, como renunciar al encuentro con el otro».
Estas reflexiones del Papa pueden ayudarnos para que la integración sea completa. Personalmente deseo agradecer a tantos inmigrantes llegados de la América hispana el servicio impagable que prestan a personas mayores, cuidándolas en sus casas o acompañándolas cuando salen a la calle. Son verdaderamente de la familia y el enriquecimiento espiritual es mutuo y abundante”.