Una misionera recuerda La Palma desde el Congo

  • On 27 de octubre de 2021

OMPRESS-REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (27-10-21) La misionera salesiana tinerfeña María del Carmen Larai Martín escribe desde la Misión de Kafubu, en el Congo, con la alegría de la celebración del Domund, a pesar de la tristeza, reconoce, porque parece como si todo esfuerzo se perdiera “en este inmenso océano que es el Congo, un país en el que su riqueza es su miseria”.

“Un año más y el Domund a la puerta. Sé y estoy convencida de que en esta semana grande en particular estaré muy presente en vuestras oraciones. Desde ahora os doy las gracias, pues es el regalo más grande que nos podemos ofrecer los unos a los otros. ‘Cuenta lo que has visto y oído’, lema que lleva consigo muchísimos hechos registrados en mi corazón, como misionera desde 1975. Hay veces que me digo: ¡Ay, Dios mío, si tuviese 20 primaveras menos! Pero, creedme que, en estos momentos, mi grito, que se hace oración, va hacia la Isla Bonita: ¡La Palma! Grito de gratitud hacia tantas personas que han compartido con tanta generosidad, grito de súplica ante todos aquellos que han perdido tantos bienes, grito de aliento y de enhorabuena hacia esos que han arriesgado la vida para poder hacernos llegar esas imágenes –que que si a nivel humano son maravillosas– en realidad encierran mucho dolor. Grito de alabanza por la capacidad de todos aquellos que, sean del gobierno u otras entidades, han manifestado su sensibilidad ante estas manifestaciones de desgracia abriendo sus corazones ante un pueblo que sufre. ¡A cuantos han perdido todo os digo ánimo! No habéis perdido ni la vida ni la fe, no habéis perdido ni la confianza ni el cariño y lejanos o cercanos estamos con vosotros.

En esta tierra en que vivo desde mi juventud, donde me siento inmensamente feliz y donde quisiera dejar mis huesos, sí que he visto muchas cosas y oído otras tantas alentadoras. Pero hay momentos en que el desaliento se apodera de mí, parece como si todo se perdiese en este inmenso océano que es el Congo, un país en el que su riqueza es su miseria.

Los críos corren en los poblados, la mayoría de los jóvenes vagabundean, los padres no saben cómo y a dónde recurrir para dar a sus hijos una educación, una formación… Hay huelga de maestros y de profesores… y con rabia yo misma digo: ¡tienen razón! ¿Cómo vivir con una paga súper miserable? Nos da la impresión que el país –aun en medio de tantas promesas– está vendido, está en manos de los que se van haciendo cada vez más poderosos y la mayoría no puede consumir al día ni una triste sardina… Pero me digo: Mari Carmen Larai, es aquí donde Dios te quiere para seguir plantando, regando y si no hay cosecha no te desalientes… Vive, entrégate, da lo mejor de ti misma sin pensar en recompensas… solo ‘YO’ puedo ser la causa de tu alegría… y creedme que, sin ninguna ambición, estas palabras, que siento susurrar en mi corazón, ¡me dan tanta paz!

He querido dirigiros estas palabritas para seguir dándoos las gracias por las oraciones que acompañarán a tantos misioneros en este fin de semana sobre todo, ¡y yo soy una de ellos! Ante una mies tan abundante, pueda el Maestro mandar muchos obreros a su campo… y suscitar en los corazones de todos el deseo de seguir ayudando con oraciones y otros medios que hagan posible que esta mies madure con eficacia”.

 

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