Una misionera australiana detenida y a punto de ser expulsada de Filipinas

  • On 23 de abril de 2018

OMPRESS-FILIPINAS (23-04-18) El pasado lunes 16 de abril era detenida por la Oficina de Inmigración de Filipinas la misionera autraliana Patricia Fox. Religiosa de las Misioneras de Nuestra Señora de Sión, la hermana Patricia, de 71 años, ha sido acusada por el mismo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, de difamar su administración en manifestaciones de protesta, violando, supuestamente, las condiciones por las que se le permite estar en Filipinas. Tras 24 horas era puesta en libertad, al tener toda su documentación en regla.

La misionera lleva 27 años dedicada a su labor misionera, defendiendo los derechos de los campesinos, los indígenas, los trabajadores y otras víctimas de la injusticia social. El presidente ordenó que se la investigara porque, según, él, sólo se permite a los filipinos protestar y criticar a su gobierno. Ahora la hermana se enfrenta a una posible expulsión del país.

La Iglesia ha expresado su apoyo a la misionera. El obispo auxiliar de Manila, Mons. Broderick Pabillo, ha señalado que el arresto muestra que el presidente Duterte no aceptar las críticas. No ha dudado en decir que el presidente miente, al decir que un extranjero no puede criticar al gobierno porque no es filipino, ya que tampoco acepta las críticas de los mismos filipinos.

La Unión de Superiores Mayores religiosos de Filipinas ha apoyado unánimemente la labor de la hermana Patricia: “Nos sorprende que después de 27 años de servicio dedicado a los pobres, la Hna. Pat fuera arrestada y detenida indebidamente por supuestamente ser una ‘extranjera indocumentada’ y por participar en ‘actividades políticas’. Es simplemente inaceptable que en la era de la informatización, la Oficina de Inmigración y Deportación no pudiera verificar que la Hna. Pat tenía una visa misionera válida. Esto para nosotros es acoso a un defensor de los derechos de los pobres”, han señalado en un comunicado. Y han añadido: “Estamos con la Hna. Pat y todos los defensores de los derechos humanos. Incluso en su vejez, la hermana Pat está cumpliendo su misión profética de ser solidaria con los pobres e impotentes. Y por eso, se la debe felicitar, no deportar ni hostigar”.

 

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