Una imagen de la Virgen de Guadalupe y la evangelización de Baja California
- On 7 de abril de 2025
OMPRESS-MÉXICO (7-04-25) En la larga península de Baja California, 1.300 kilómetros de una ancha lengua de tierra entre el Océano Pacífico y el Mar de Cortés, se fundaron medio centenar de “misiones”. Testigo de aquella época, la pintura de la Virgen de Guadalupe que conservó una familia y se acaba de restaurar.
El pasado 2 de abril se devolvía a su capilla esta imagen restaurada gracias al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México. Han sido varios meses de cuidados, después de que la misma, ya afectada por el paso de los años, sufriera daños por el paso del huracán “Kay”, en 2022. La imagen fue hallada hace muchísimos años por la familia Aguilar, asentada en la localidad de Mulegé. La encontraron bajo los escombros de la antigua sede de la Misión Nuestra Señora de Guadalupe de Huasinapí, fundada en 1720, al sur de la citada localidad. En una nota del INAH, Miguel Ángel Aguilar Villavicencio, actual custodio de la pieza, señalaba que “por más de ocho generaciones, mis ancestros y yo hemos sido sus guardianes”. Se trata de uno de los últimos bienes materiales que subsiste en esa zona de misiones. Se desconoce el nombre del artista de esta tela de lino, de 176 centímetros de largo por 138 de ancho.
La devoción de la población local ha sido la que ha preservado la imagen. Durante generaciones esta imagen ha unido y dado identidad a los rancheros de la región, que, aunque se encuentran en zonas muy alejadas unas de otras, se congregan dos veces al año en la Capilla de Guadalupe, en Mulegé, para rendir culto a María. De alguna manera ella ha sido la que ha continuado la misión que emprendieron los misioneros jesuitas en la península. La misión más extrema y al sur que fundaron estos misioneros fue la de San José del Cabo. Desde ella podía subirse hasta la de Santa María, casi 1.200 kilómetros hacia el norte, recorriendo, como un rosario, cada una de estas misiones. Hoy en la ciudad de Loreto existe un museo que explica al visitante la increíble proeza de aquellos misioneros, que con la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, abandonaron a las comunidades a las que servían y aquellas construcciones, construidas en medio de la nada o que hoy han dado lugar a poblaciones como la misma Loreto.