Un misionero sobre la tragedia de Papúa Nueva Guinea
- On 29 de mayo de 2024
OMPRESS-PAPÚA NUEVA GUINEA (29-05-24) En la noche del 23 al 24 de mayo un corrimiento de tierras en las montañas del interior de Papúa Nueva Guinea arrastraba aldeas y viviendas causando 2.000 muertes y dejando la desolación a su paso. Un misionero italiano en Papúa habla de la situación.
El Papa Francisco recordaba hoy, en la audiencia general del miércoles, la catástrofe: “quiero asegurar mi oración por las víctimas del gran corrimiento de tierras que ha barrido algunas aldeas en Papúa Nueva Guinea. El Señor conforte a sus familiares, a cuantos han perdido su hogar y al pueblo papuano con el que, si Dios quiere, me encontraré el próximo septiembre”.
En declaraciones a SIR, la agencia de prensa de la Conferencia Episcopal Italiana, el padre Giorgio Licini cuenta que “la montaña se vino abajo a las tres de la madrugada. Como sucede en todas partes del mundo. Nadie pudo hacer nada. No hubo señales de advertencia”. El padre Licini es misionero del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, el equivalente al IEME español. Es además secretario general de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea. La situación es “trágica. Prácticamente no hay esperanzas de encontrar supervivientes” cuenta de manera telegráfica el misionero, a quien SIR pidió, vía correo electrónico debido a la diferencia horaria, que hiciera un balance de la situación cuatro días después de la catástrofe que azotó la provincia de Enga. Es la zona que se conoce como Tierras Altas, que llegan alcanzar los dos mil metros. En la noche del 23 al 24 de mayo un corrimiento de tierra afectó a decenas de viviendas y a algunos pueblos provocando hasta ahora y según las previsiones de Naciones Unidas, cerca de 2.000 muertos, que han quedado sepultados por la avalancha.
La mayoría de las personas estaban durmiendo en el momento del desastre y tampoco tuvieron tiempo de escapar. Ahora las autoridades están evacuando a unas 8.000 personas de las aldeas cercanas al lugar del deslizamiento de tierra. La montaña se derrumbó en una zona casi inaccesible y esto ha dificultado aún más las operaciones de rescate. El misionero ha confirmado la cifra de víctimas: “Esto es lo que dijeron ayer las autoridades”, pero añade que “necesitaríamos saber cuántas personas vivían realmente en esas aldeas remotas para tener una estimación fiable de las víctimas”. La prioridad en estas horas es la evacuación de la población porque la tierra aún se mueve y las rocas siguen cayendo.
“La zona –explica el padre Licini– forma parte de la parroquia de Kasap, en la diócesis de Wabag, provincia de Enga”. Quizás algunas personas o familias de la comunidad católica local se hayan visto afectadas por el deslizamiento de tierra, aunque “las comunidades de la zona son en su mayoría luteranas y adventistas”. La región está densamente poblada y, según informes locales, tiene una población joven. Las autoridades temen que muchas de las víctimas sean niños menores de 15 años. En un telegrama firmado por el secretario de Estado Parolin y enviado al nuncio Lalli, el Papa Francisco aseguraba su cercanía a las familias de las víctimas. El secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), Jerry Pillay, también ha expresado sus condolencias. “No se os olvida. Sois hijos de Dios sostenidos con la oración por vuestra familia ecuménica mundial”.
“En este momento la diócesis –afirma el padre Licini– está preparada para recibir ayudas y distribuirlas. Los implicados en las labores de rescate cuentan con el apoyo de los gobiernos nacional y provincial y de la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas”. Desgraciadamente los habitantes de la zona afectada por el desprendimiento, señala el misionero, “no necesitan nada. Todos están bajo el derrumbe”. Los convoyes humanitarios intentan entregar ayuda humanitaria, pero se enfrentan a condiciones difíciles, ya que el terreno sigue derrumbándose debido al flujo de las aguas subterráneas.
Caritas Australia ha lanzado un llamamiento en favor de Papúa Nueva Guinea. Los socios de Caritas Australia en el terreno en Papa Nueva Guinea están llevando a cabo una evaluación rápida de las necesidades en las aldeas afectadas para determinar las prioridades más urgentes. La población total de toda la zona afectada es de unas 4.000 personas, pero esta cifra, afirma la propia Caritas, podría ser mayor debido al aumento del número de desplazados que vivían en la zona en los últimos tiempos. “A medida que continúen los esfuerzos de rescate, quienes han perdido sus hogares necesitarán urgentemente alimentos, refugio y agua potable en las próximas semanas y meses. El momento de actuar es ahora”, concluye el padre Licini.