Un jubileo de deuda para los países pobres

  • On 1 de abril de 2020

OMPRESS-ROMA (1-04-20) Es la propuesta del cardenal Luis Antonio Tagle, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, durante la celebración de la Misa del pasado domingo, transmitida en streaming desde Roma. Lo que propone es un Jubileo especial por el Coronavirus en el cual los países ricos supriman las deudas a los países gravemente endeudados.

“Ahora nos damos cuenta de que no tenemos suficientes mascarillas, mientras que abundan las balas”, ha afirmado el ex Arzobispo de Manila en la homilía retomada por la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP News). “No tenemos suficientes respiradores, pero tenemos millones de pesos, dólares y euros para gastar en un avión que puede atacar a las personas”.

Esta falta de recursos, advertía el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y presidente de Caritas Internationalis, podría ser la “tumba” de los países pobres y de sus pueblos. De ahí el llamamiento a las naciones ricas del planeta para que condonen los exorbitantes intereses de sus préstamos a esos países, a fin de que estén en condiciones de hacer frente a los problemas más urgentes causados por la pandemia: la condonación – dijo – permitiría a quienes se encuentran “en la tumba de la deuda volver a encontrar la vida”. Pero no es suficiente. Según el Cardenal Tagle es necesario reorientar el gasto militar de los gobiernos hacia otros objetivos: educación, vivienda y alimentación. Esto, enfatizó con fuerza el ex Arzobispo de Manila, garantizaría la verdadera seguridad y permitiría a la gente salir de la “tumba”.

Veinte años después del lanzamiento de la Campaña Mundial promovida con ocasión del Gran Jubileo de 2000, a la cual la Santa Sede y toda la Iglesia Católica se habían adherido activamente, junto con numerosas ONG, la cancelación de la deuda externa de los países altamente endeudados sigue siendo una cuestión pendiente. La derogación de la deuda de muchos países decidida a principios de la década de 2000 por las instituciones internacionales ha aliviado ciertamente la situación de varias naciones pobres que han podido invertir más recursos en servicios como la educación y la salud pública, pero no todos se han beneficiado y esta medida no siempre ha sido decisiva ni siquiera en los países que se han beneficiado de ella, muchos de los cuales se encuentran ahora en una situación aún peor que en 2000. La crisis del coronavirus está destinada a relanzar el problema de nuevo en términos aún más urgentes.

 

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