Un Congreso Misionero Salesiano en Argentina y el sueño de Don Bosco
- On 27 de mayo de 2025
OMPRESS-ARGENTINA (27-05-25) La semana pasada concluía en Pilar, provincia de Buenos Aires, el Congreso Misionero Salesiano, que ha conmemorado los 150 años de la llegada de los primeros misioneros enviados por Don Bosco al que fue el primer destino misionero de los salesianos, Argentina.
Como parte de las actividades por los 150 años de la llegada de los primeros misioneros salesianos a América, enviados por Don Bosco en 1875, tuvo lugar este congreso del 19 al 22 de mayo.
El encuentro, bajo el lema “Entrelazando Caminos”, ha sido organizado por diversas instituciones de la Familia Salesiana, con el propósito de analizar y contemplar la rica historia misionera de los salesianos y las Hijas de María Auxiliadora, para impulsar un renacer misionero. Las ponencias han presentado la historia de la misión de los hijos e hijas de Don Bosco en el continente americano, reflexiones sobre la inculturación y la pastoral entre los pueblos indígenas, y propuestas y perspectivas misioneras de cara al futuro. Con este congreso se ha reflexionado sobre la evangelización en América Latina, compartiendo experiencias misioneras, conociendo la labor y la entrega de los testigos de la historia misionera salesiana en América Latina. Una historia que se remonta a Don Bosco.
Fue un 11 de noviembre de 1875 cuando tuvo lugar en la Iglesia de María Auxiliadora de Valdocco, un barrio de Turín, la celebración del envío de los primeros diez misioneros salesianos. Don Bosco, presente en aquella ceremonia, vio como se hacía realidad el sueño que, sobre los misioneros, tuvo a los nueve años. Aquellos diez primeros misioneros salesianos partieron con destino a la Patagonia argentina. Aquellos fueron los primero de los casi 10.000 salesianos que han sido enviados desde entonces a tierras de misión y cuya labor educativa y evangelizadora se extiende por más de 130 países de los cinco continentes.
El sueño que el conocido santo turinés tuvo a los nueve años, marcó su vida y, también, el futuro de la vocación y el devenir de los salesianos: “Soñé que estaba en una región salvaje, totalmente desconocida. Era una llanura completamente sin cultivar en la cual no se veían montañas ni colinas. Solamente en sus lejanísimos límites se veían escabrosas montañas. Vi en ellas muchos grupos de hombres que la recorrían. Estaban casi desnudos. Eran de altura y estatura extraordinaria, de aspecto feroz. Vi aparecer un grupo de misioneros. Se acercaban a los salvajes, con rostro alegre, y precedidos de un grupo de muchachos. Eran nuestros salesianos”.
Don Bosco soñó siempre con ser misionero, y ese ideal también le movió a fundar la Sociedad de San Francisco de Sales. Con motivo del Concilio Vaticano I, cuentan los salesianos, varios obispos le pidieron a Don Bosco que enviara misioneros a China, Estados Unidos y Egipto. Don Bosco lo estudió durante tres años para intentar descubrir cuál era aquel lejano país del sueño que había tenido de niño. Fue entonces cuando le llegó la petición de ir a Argentina y eso le orientó hacia los indígenas de la Patagonia.
Cada uno de los diez misioneros reunidos para aquel primero envío se llevó un papel con un recuerdo de Don Bosco en el que destacaban tres principios: busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades; cuiden de los enfermos, los niños, los viejos y los pobres y se ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres; y ámense entre ustedes, corríjanse mutuamente, no se tengan envidias ni rencores, que el bien de uno sea también el bien de todos.