Tríptico de Enfermos: No me sueltes nunca de tu mano
- On 16 de enero de 2024
OMPRESS-MADRID (16-01-24) Es el título de la última entrega, la de enero-febrero, del Tríptico de Enfermos, la pequeña publicación de la Unión de Enfermos Misioneros que busca ser cauce de ofrecimiento para cualquier persona que quiera ofrecer su oración y su vida por la evangelización del mundo.
El tríptico, que se puede descargar aquí, recoge un poco de la historia de esta Unión nacida del espíritu misionero de Margarita Godet, una mujer laica inmovilizada por la enfermedad que quería ser misionera. Se ofreció entonces como “enferma misionera” al Seminario de Misiones Extranjeras de París, que enviaba numerosos misioneros por todo el mundo. También recuerda palabras de aliento del Papa Francisco dirigidas a los enfermos: “Os agradezco el testimonio que dais, testimonio de paciencia, de amor de Dios, de esperanza en el Señor: esto hace mucho bien a la Iglesia”.
Se anima a rezar unidos, con una oración, en este caso de una enferma misionera, por los misioneros, con un testimonio de una misionera seglar en Angola, y por las misiones, teniendo muy presente uno de los 1.123 territorios de misión, el Vicariato Apostólico de Zamora en Ecuador. Todo ello siempre con la cercanía de nuestros hermanos los santos, con un texto de la Patrona de las Misiones, Santa Teresa del Niño Jesús.
El Papa Francisco publicaba este pasado 10 de enero el Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, en el que ampliaba este “no me sueltes nunca de tu mano”, proponiendo como texto bíblico de reflexión el “No conviene que el hombre esté solo” del Génesis. Señalaba el Papa que “”el primer cuidado del que tenemos necesidad en la enfermedad es el de una cercanía llena de compasión y de ternura. Por eso, cuidar al enfermo significa, ante todo, cuidar sus relaciones, todas sus relaciones; con Dios, con los demás –familiares, amigos, personal sanitario–, con la creación y consigo mismo”. Y dirigiéndose a los enfermos les decía: “A ustedes que padecen una enfermedad, temporal o crónica, me gustaría decirles: ¡no se avergüencen de su deseo de cercanía y ternura! No lo oculten y no piensen nunca que son una carga para los demás”. Y es que, concluía el mensaje: “Los enfermos, los frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia y deben estar también en el centro de nuestra atención humana y solicitud pastoral. No olvidemos esto. Y encomendémonos a María Santísima, Salud de los Enfermos, para que interceda por nosotros y nos ayude a ser artífices de cercanía y de relaciones fraternas”.