Toda obra de la Iglesia debe tener como raíz y fundamento la lógica de la misión
- On 1 de julio de 2025
OMPRESS-CIUDAD RODRIGO (1-07-25) “Las Obras Misionales Pontificias no son una ONG, son una institución de la Iglesia, una parte de la Iglesia que ayuda al Santo Padre a atender las actividades y la pastoral de los 1.131 territorios de misión”, decía el director nacional de las Obras Misionales Pontificias a los sacerdotes de Ciudad Rodrigo. El pasado 11 de junio, en la víspera de la Fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, José María Calderón tenía una intervención ante el clero de esta diócesis, con el título “Sacerdotes para la misión”. Una intervención que se puede ver en su totalidad en la página de Youtube de la diócesis de Ciudad Rodrigo.
Tras explicar que son las Obras Misionales Pontificias, recordó el director nacional cómo el Señor enseñó a sus discípulos que la fe y la Buena Noticia son algo para conservar y guardar, sino para extenderlo por todo el mundo. Los apóstoles tomaron el relevo del Señor y no cesaron de anunciar el Evangelio a todos y en todas partes. Porque la misión es de todos. Recordó así la anécdota que le pasó a don Ángel Sagarmínaga, el primer director nacional que hubo en España. Lo fue de 1926 a 1968. Llegó a una asamblea de sacerdotes de una diócesis y el obispo le presentó: “Aquí viene don Ángel a hablaros de sus misiones”. “Señor obispo, eso no es cierto, yo vengo a hablar de las ‘suyas’, porque estoy encargado de ayudarle para que usted cumpla su ministerio episcopal como obispo de la Iglesia; y es que las misiones no son mías, las misiones son de la Iglesia”.
Y es que “la Iglesia nació para la evangelización, para ser misionera”, explicó José María Calderón, “es su razón de ser. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda”. La Iglesia “existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia y reconciliar a los pecadores con Dios. Perpetuar el sacrificio de Cristo en la Santa Misa, memorial de su muerte y resurrección”. Los Papas han insistido en ello de una forma u otra. Benedicto XVI señalaba que “la misión ad gentes debe ser el horizonte constante y el paradigma de cualquier actividad eclesial”. El Papa Francisco insistía en lo mismo y no dejaba de repetir que “el paradigma de toda obra, de toda la labor de la Iglesia y de todas las labores pastorales, es la misión, la evangelización”, por tanto tienen “como raíz y fundamento la lógica de la misión”. Tras presentar este marco evangélico y eclesial de la misión, agradeció a la diócesis de Ciudad Rodrigo su entrega misionera. Cuenta con 29 misioneros. Uno de ellos obispo y cuenta con 17 religiosas y 11 religiosos. Están presentes en 17 países.
Gracias a los misioneros de allí y de aquí se puede afrontar la labor misionera que es inmensa, explicó el director nacional de OMP: “un tercio del mundo no conoce a Jesucristo. Un tercio del mundo no sabe que Jesucristo se encarnó en el seno de la Bienaventurada Virgen María y que vino a salvar a los hombres”. Por eso hay que mirar la misión como una gran tarea ante la que no hay que desanimarse: “Con Cristo siempre estamos en el equipo vencedor. Por lo tanto, no nos dejemos robar la alegría, la alegría del Evangelio, gritaba Evangelii Gaudium”. Porque “el primado siempre es de Dios, que quiso llamarnos a colaborar con Él e impulsarnos con la fuerza de su Espíritu”.
El ser misionero “no está reservado para aquellos que han recibido una vocación para irse ad gentes a Mozambique o irse a Nicaragua”. Todos los cristianos somos misioneros, explicaba José María Calderón, “donde estamos testimoniamos a Cristo y tenemos que sentir la responsabilidad de hacer presente a Cristo con nuestra vida, con nuestra palabra”. De hecho, “el misionero está convencido de que existe ya en las personas y en los pueblos por la acción del Espíritu, una espera, aunque sea inconsciente, por conocer la verdad sobre Dios, sobre el hombre, sobre el camino que lleva a la liberación del pecado y de la muerte”.
Recordó la figura del beato Paolo Manna, fundador de la Pontificia Unión Misional, una de las cuatro Obras Misionales. Tras pasar una decena de años como misionero en Myanmar volvió a Italia por sus graves problemas de salud. A pesar de ver frustrada su vocación misionera ad gentes, “descubrió que el Señor le estaba pidiendo que la iglesia italiana fuera más misionera”. No se trataba de que todo mundo se fuera a la misión, sino que tuviera más entusiasmo misionero. Por eso decidió dedicarse a los sacerdotes a visitar los seminarios, a trabajar con los sacerdotes, a dar retiros en las diócesis para entusiasmar a los sacerdotes con la evangelización y la misión”. Consideraba que si un sacerdote tenía verdadero entusiasmo misionero, transformará a su comunidad en una comunidad evangelizadora. Es lo que buscan las Obras Misionales Pontificias, porque un sacerdote que está enamorado de la misión, “transmitirá ese entusiasmo a los fieles y esas parroquias, esas comunidades cristianas y esos movimientos, esas asociaciones de fieles y esos colegios donde ellos trabajan, se convertirán en un faro de misión, un lugar donde la evangelización sea importantísima”.
Se dice que España es tierra de Misión. “Un obispo me dijo”, recordó José María Calderón, “a ver si nos mandas misioneros a mi diócesis, porque aquí necesitamos misioneros”. Lo dijo en la Catedral, en un acto de oración, por lo que le indicó a todos los fieles y personas que participaban: “Señor obispo, aquí tiene usted a sus misioneros”. Y añadió: “Si usted convierte a todas estas personas que están aquí, laicos y sacerdotes y religiosos y religiosas, si les hacen descubrir su vocación misional, hay más misioneros en esta catedral ahora mismo que en todo Burundi”. Por eso, les decía a los sacerdotes de Ciudad Rodrigo: “Tomemos conciencia de nuestra vocación misionera en España. Es tierra de misión, sí, pero quien siembra con tacañería, cosecha con tacañería”.
Recordó el encuentro con el Papa León XIV este pasado mayo en la Asamblea de todas las Obras Misionales Pontificias. El Papa les dijo a todos los directores nacionales del mundo, más de 120, que les daba las gracias “porque nos ayudáis a nosotros, a los Papas, a cumplir con nuestra misión en la Iglesia”. Pero el Papa León añadió, “pero yo tengo que dar doblemente las gracias, porque yo he estado en territorios de misión y gracias a la labor que hacéis, he podido sacar adelante la pastoral ordinaria de mi diócesis”. Además, “yo sé lo que significa la labro de las Obras Misionales Pontificias, porque lo he vivido”. A José María Calderón, le dijo “que España no pierda ese espíritu misionero que ha tenido siempre y que hasta ahora sigue manifestando. Que España siga siendo un ejemplo de misión”.