Tchad: Gloria Sedes, la misionera que trata a los enfermos con cariño y medicina natural

  • On 13 de julio de 2018

OMPRESS-TCHAD (13-07-18) A Gloria Sedes, madrileña, de las Misioneras de Nuestra Señora de África, las conocidas hermanas blancas, se le ilumina la cara cuando habla del Tchad, de los muchos años que lleva entregada a la misión en este país de guerras fratricidas y conflictos. Como muchas misioneras en África es un poco de todo, es terapeuta, catequista, carpintera, electricista, albañil, administradora…

Cuenta a OMPress que su misión está en Deli, a unos 450 kilómetros al sur de la capital N’Djamena, una localidad de unos 4.000 habitantes. Aunque la parroquia se extiende por más de 70 kilómetros cuadrados y cuenta con otras sesenta aldeas. Es en el centro de salud que lleva en Deli, donde pasa una gran parte de su tiempo. Utiliza la medicina natural para cuidar muchas enfermedades entre ellas el VIH. Hay mucho paludismo y mucha hepatitis. Para estas enfermedades los tratamientos con plantas son muy eficaces. De hecho, Gloria calcula que el 80% de la población está afectada. Ella trata la hepatitis, por ejemplo, con artemisia, con dos especies traídas de fuera. Una de Sudáfrica que es la más fuerte y mejor enraíza en el Tchad – cuenta que las reproduce por esquejes – y otra, de origen chino, que es más eficaz contra la enfermedad pero más delicada y – algo que es un pecado en el Tchad – “le gusta mucho el agua”…

En su consultorio y como terapeuta itinerante atiende de manera regular a 190 enfermos seropositivos sigue el protocolo nacional con retrovirales y sulfamidas. Sin embargo, para tratar el resto de las propensiones que aquejan a estos enfermos, usa el tratamiento natural, que es más suave, y evita darle más antibióticos y químicos. Intenta equilibrar, dice ella, los efectos secundarios de los retrovirales en el hígado, en el riñón…

Esta madrileña es una luchadora. Luchó contra el tétanos y la mortalidad infantil, formó a parteras y enfermeras, e involucra a los católicos de la parroquia en su batalla por estar cerca de los más pobres y olvidados, que suelen tener sida. Con ella trabajan un grupito de veinte personas que intentan llegar a todos los enfermos. Si su enfermedad es el sida, intentan “pescarlos” para que se traten, para que no se abandonen, para rezar con ellos y que no se sientan solos. Forman a los jóvenes para que detecten las señales de la enfermedad y sepan qué hacer, y tengan esperanza. La esperanza del cariño de Gloria y sus hermanas y hermanos de la parroquia. Porque como Gloria ha visto en todos estos años en África, tras ver la lucha de tantas personas por salir adelante: ¡la vida es más fuerte que la muerte!

 

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