Sudán: “Escucha la voz del pueblo que clama por la paz”
- On 3 de junio de 2024
OMPRESS-SUDÁN (3-06-24) El obispo de El-Obeid, Sudán, hacía un llamamiento a las partes en conflicto en su país “a arrodillarse para orar y escuchar la voz del pueblo, de los niños y de las mujeres que claman por la paz”, en un conflicto que ha provocado la huida de 8,6 millones de personas, uno de cada cinco habitantes de Sudán. Los enfrentamientos comenzaron el 15 de abril de 2023, cuando fuerzas paramilitares se enfrentaron al ejército sudanés. Desde entonces son muchos los muertos, la mayoría de ellos inocentes, víctimas del fuego cruzado.
Mons. Tombe Trille Yunan hacía estas manifestaciones la pasada semana a la Asociación de Conferencias Episcopales del Este de África. “Personalmente creo que nuestros líderes aún no están a favor del diálogo, los combates y el conflicto tienen ventaja”, decía. “Su idioma es ‘a menos que derrotemos al otro grupo no depondremos las armas’”. El obispo de El-Obeid, un importante nudo de comunicaciones en el centro de Sudán, habló también de la situación humanitaria de los pocos que permanecen en la capital del país, Jartum, diciendo que están viviendo “escasez de alimentos y medicinas”. Teme que cuanto más duren los combates, más gente se disperse y más odios crezcan en el seno de los diferentes grupos étnicos de Sudán.
La situación de la Iglesia es también muy dura. Desde que empezara la guerra en abril de 2023 las escuelas católicas están cerradas y los sacerdotes intentan permanecer en sus parroquias sin desplazarse. El obispo subrayó que todavía hay un gran número de fieles que necesitan orientación pastoral y espiritual, y también los sacramentos. La vida de los sudaneses ha vuelto a la edad de piedra. Por todo ello hacía un llamamiento al pueblo del país vecino y hermano, Sudán del Sur, también sumido en conflictos, para que comparta lo poco que tiene y haga que quienes buscan seguridad en Sudán del Sur se sientan como en casa.
Según informes de Naciones Unidas, los combates se han concentrado alrededor de la capital, Jartum, y la región de Darfur. A inicios de este año se estimaban que 15.000 personas habían perdido la vida, con unos 33.000 heridos. Las ciudades de Jartum y Omdurman se dividieron entre las dos facciones en guerra, y el gobierno se trasladó su gobierno a Port Sudan mientras las fuerzas paramilitares capturaban la mayoría de los edificios gubernamentales de Jartum. Los intentos de las potencias internacionales de negociar un alto el fuego culminaron el año pasado en el Tratado de Jeddah, que no logró detener los combates y finalmente fue abandonado.