Sigue el martirio de Haití

  • On 7 de abril de 2025

OMPRESS-HAITÍ (7-04-25) En la noche del 31 de marzo las hermanas Evanette Onezaire y Jeanne Voltaire, religiosas de las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús, eran asesinadas en un asalto de bandas armadas a Mirebalais, a unos 50 kilómetros al norte de la capital de Haití, Port-Au- Prince.

Las hermanas Evanette y Jeanne fueron asesinadas cuando la ciudad de Mirebalais fue atacada por la coalición de bandas criminales “Viv Ansanm”. Los ataques se dirigieron también a comercios, comisarías y una prisión, de la que escaparon más de 500 reclusos. Según medios locales, las dos religiosas trabajaban en la escuela de Mirebalais y se habían refugiado en una casa con una niña durante los ataques. Miembros de las bandas armadas entraron en el edificio, abrieron fuego y mataron a las dos monjas y a todos los presentes. Solo el año pasado, la violencia en Haití dejó al menos 5.600 muertos (mil más que el año anterior), más de 2.000 heridos y aproximadamente 1.500 secuestrados, según datos de Naciones Unidas.

Monseñor Jean Désinord, obispo de Hinche, una de las diez diócesis de este país en estado de guerra civil, ha hablado sobre el testimonio de las hermanas asesinadas en Mirebalais con SIR, la agencia de noticias de la Conferencia Episcopal Italiana. Las califica de “mártires de la fe”, signo de la Iglesia que permanece cercana al pueblo en medio de la violencia que ensangrienta Haití. Ha explicado que los cuerpos de las víctimas aún no han sido recuperados porque los bandidos todavía ocupan la zona donde tuvo lugar el asesinato.

Es la última tentativa, esta vez con éxito, de ocupar la ciudad de Mirebalais. Para los bandidos que forman estas bandas tiene gran valor estratégico, ha explicado el obispo, para adquirir armas y municiones a través de la frontera entre Haití y la República Dominicana. Estas bandas ya controlan el 85% de Puerto Príncipe, la capital, y siguen extendiéndose a otros lugares.

Monseñor Désinord ha recordado que “la Iglesia continuará su misión con la misma determinación. No dejará de denunciar las causas profundas de la violencia de las pandillas, como la pobreza, el desempleo, la falta de educación y la desigualdad social”, además “seguirá adelante, permaneciendo fiel a su mensaje de amor, reconciliación y justicia, y dando testimonio de esperanza en situaciones desesperadas”.

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