Secuestros y anarquía en Haití
- On 18 de marzo de 2024
OMPRESS-HAITÍ (18-03-24) Ante miles de personas reunidas en la Plaza de San Pedro, tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco expresaba ayer su alivio antes la noticia de la liberación, tras tres semanas de secuestro, de las personas secuestradas del Instituto Hermanos del Sagrado Corazón en Haití.
“He sabido con alivio”, decía el Papa, “que en Haití han sido liberados un profesor y cuatro de los seis religiosos del Instituto Frères du Sacré-Cœur secuestrados el pasado 23 de febrero. Pido que se libere lo antes posible a los otros dos religiosos y a todas las personas que todavía están secuestradas en ese amado país, probado por tanta violencia. Invito a todos los actores políticos y sociales a abandonar todo interés particular y a comprometerse con espíritu solidario en la búsqueda del bien común, sosteniendo una transición serena hacia un país que, con la ayuda de la Comunidad internacional, esté dotado de instituciones sólidas capaces de restablecer el orden y la tranquilidad entre sus ciudadanos”.
Los dos religiosos a los que hace referencia el Papa son los hermanos Pierre Isaac Valmeus y Adam Montclaison Marius. El grupo criminal que los secuestró sigue exigiendo un rescate por su liberación. Haití vive una crisis social y política, que ha provocado la dimisión del primer ministro Ariel Henry, para dar paso a una autoridad de transición, solicitada por la sociedad y por la misma Conferencia Episcopal de Haití. Según la Organización Internacional para las Migraciones, el estallido de violencia desde finales de febrero ha empeorado la situación y ha llevado a que 362.000 haitianos se vean obligados a huir de sus hogares.
Como explicaba a Fides, la hermana Marcella Catozza, con la experiencia de 20 años de misión en Haití, alguien parece estar detrás de estas pandillas criminales, “también porque las armas que les he visto usar son muy modernas. Estos delincuentes tienen drones, no es que solo tengan machetes, también los tienen, pero principalmente tienen rifles y ametralladoras”. La hermana cuenta que una de estas bandas está apostada justo al lado de la casa de las religiosas y ven cómo llegan cajas de armas nuevas, y también los llamados “nuevos soldados”, muchachos que son reclutados en la calle porque tienen hambre. “La generación que creció en los últimos 20 años experimentó el ‘boom económico’ después del terremoto (2009) con la llegada masiva de ONGs que trajeron dinero y ayuda humanitaria y ofrecieron una prosperidad relativa (teléfonos móviles, motocicletas), pero construyeron sobre la nada”, señala la misionera. Ahora los jóvenes son presa fácil de las bandas criminales, que les ofrecen “un plato de arroz y un arma que les da poder”.