Saqueo en Haití de la oficina del Servicio Jesuita a los Migrantes
- On 21 de septiembre de 2022
OMPRESS-HAITÍ (21-09-22) En una nota hecha pública el lunes el padre Pierre Edward Luc SJ, director nacional de este servicio en Haití, contaba este saqueo, junto a otros hechos que muestran que el país caribeño vive una situación social en extremo delicada, con las calles en manos de bandas armadas.
“Con gran tristeza debo informarles que el viernes 16 de septiembre de 2022, alrededor de las 19:00 horas”, dice la nota, “individuos malintencionados rompieron la portería de la oficina del Servicio Jesuita a Migrantes / Solidarité Fwontalye Haití (SJM Haití) en Ouanaminthe, y se llevaron todo. Llamamos a la policía, pero se vio desbordada, ya que se saqueó el ayuntamiento y la oficina de la ONA (oficina de seguridad) en Ouanaminthe. Las carreteras estaban bloqueadas y cortadas, la gente tiraba piedras a los coches que intentaban cruzar las barricadas. Mañana iremos a la oficina de Solidarite Fwontalye para hacer el informe legal para describir la pérdida de bienes materiales y nuestros archivos. Ya estamos compartiendo los vídeos que hemos recibido en la página del SJM de Haití y en la cuenta de Facebook”.
Añadía que en varias ciudades, especialmente en Gonaïves, Puerto Príncipe, Saint-Marc, Petit-Goâve y Les Cayes, algunos individuos habían entrado y saqueado tiendas, casas, escuelas, parroquias y presbiterios: “Vivimos en una situación en la que no se respetan los derechos y la dignidad de los más vulnerables. A pesar de ello, el SJM Haití seguirá defendiendo los derechos de estas personas con el mismo celo”.
Desde diversos ámbitos se ha expresado su cercanía a quienes están volcados en ayudar a los olvidados en el país más pobre de América. La red CLAMOR, que integra a las organizaciones de la Iglesia en América Latina y el Caribe volcadas en la protección a los migrantes, refugiados y víctimas de trata, ha expresado su solidaridad ante estos hechos. Su presidente, el arzobispo de Yucatán, Mons. Gustavo Rodríguez manifestaba: “Somos testigos del amor que sienten y la alta valoración de la gran mayoría de los haitianos por el trabajo que ustedes realizan, por lo cual estos hechos aislados, son fruto de la desesperación y de la falta de políticas públicas para enrumbar a todos los haitianos por las sendas del Desarrollo Humano Integral, sin que nadie quede excluido de su derecho a vivir con dignidad”.
El misionero Julián Díez, hace un año, escribía desde Haití, tras el último terremoto que sacudió el país: “La pobreza duele y huele. Golpea tan fuerte, que por mucho que te prepares conmociona. Mucha gente no tiene nada y tú nunca tienes suficiente para ofrecer. No es correcto decirlo, pero quizá todo esto se define bien diciendo que es un país abandonado de todos… menos de Dios”.