Santos Luis y Celia, fiesta de los padres de Santa Teresa del Niño Jesús
- On 12 de julio de 2024
OMPRESS-FRANCIA (12-07-24) Con diversos actos se celebrará en Lisieux y en Alençon la fiesta de Luis y Celia Martin, padres de la Patrona de las Misiones. Al ser el primer matrimonio beatificado y canonizado conjuntamente, su fiesta se celebra recordando el día en que se casaron, el 12 de julio de 1853.
Aquel día formaron, en la ciudad de Alençon, en la Normandía francesa y a unos 100 kilómetros de Lisieux, la localidad que una de sus hijas haría famosa, una familia ejemplar, un hogar abierto a la misión y evangelizador de su entorno cercano. Esa es la razón por la que los Papas Benedicto XVI y Francisco quisieron que tanto su beatificación como su canonización se celebraran precisamente en el día del Domund, la Jornada Mundial de las Misiones. La ejemplaridad de este matrimonio la atestiguaron sus propias hijas, que reconocían que en su hogar se vivía un verdadero espíritu misionero, que se mostraba también en la generosidad con el Domund: “Mis padres estaban muy interesados en la salvación de las almas… Pero la obra apostólica más conocida entre nosotros era la Propagación de la Fe (Domund) a la que, cada año, nuestros padres hacían una muy buena ofrenda. Fue este celo por las almas lo que les hizo desear tanto tener un hijo misionero e hijas religiosas”. También sabemos que tanto la futura patrona de las misiones como sus hermanas formaron parte de la Obra Pontificia de la Infancia Misionera, en la que se inscribieron con nombres y apellidos, como era costumbre en la época.
Patrona de las Misiones, copatrona de Francia, doctora de la Iglesia – el Papa Pío X habló de ella como la mayor santa de los tiempos modernos – Teresa del Niño Jesús se ha convertido en una de las santas que atrae más la veneración de los fieles. Pero fue en el pueblo de Alençon donde todo comenzó. Fue allí donde sus padres se conocieron, se casaron y se establecieron. Allí nacieron sus hijas, en aquel hogar abierto siempre a los necesitados. Él, experto relojero, ella, costurera y pequeña empresaria que producía el famoso encaje de Alençon, una increíble creación textil. Tenían muchos amigos y estaban muy integrados en Alençon a pesar de no haber nacido allí. Luis, en Burdeos, Celia en Orne. Pasaron juntos pruebas dolorosas: lloraron a cuatro de sus hijos fallecidos y vivieron el período doloroso del cáncer de ella. En las pruebas, siempre mantuvieron viva su fe, abandonándose a la Voluntad de Dios. Fue en este hogar donde comenzó Santa Teresa a aprender “la Ciencia del Amor”, que mencionaba el Papa San Juan Pablo II al declararla Doctora de la Iglesia, y el camino de la santidad: “La santidad no está en esta o aquella práctica”, enseñaba ella. “Consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios, conscientes de nuestra debilidad y confiados hasta la audacia en su bondad de Padre”.