“Salir, movernos, llevar la alegría del Evangelio, eso es ser misioneros”
- On 30 de noviembre de 2022
OMPRESS-ROMA (30-11-22) El Papa Francisco recibía a la comunidad del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma, que, con más de siglo y medio de historia ha acercado a la Ciudad Eterna para formarse a numerosos sacerdotes latinoamericanos. Como les decía el Papa, vivir en este colegio es vivir “un tiempo de gracias que el Señor les concede para ahondar la formación, no solo a nivel intelectual, académico, y para experimentar la riqueza y la diversidad de la Iglesia universal”. Y les recordaba que “también los primeros cristianos provenían de diversos pueblos y culturas. Y fue el Espíritu Santo, que descendió sobre ellos, quien hizo que tuvieran «un solo corazón y una sola alma», que hablaran un mismo lenguaje —el lenguaje del amor— y que fueran discípulos y misioneros de Jesús hasta los confines de la tierra”.
Haciendo referencia a la fiesta de San Andrés, que se celebra hoy 30 de noviembre, el Papa Francisco les habló de la vocación de este apóstol, de cómo fue y vivió dónde vivía Jesús: “Y fue allí donde cambió radicalmente su vida. Por eso, queridos hermanos, renovemos siempre, nos hará bien, renovemos ese encuentro con el Señor, cotidianamente, compartamos su Palabra, permanezcamos en silencio ante Él para ver qué nos dice, qué hace, cómo siente, cómo calla, cómo ama”. Ese encuentro con Jesús transformó a Andrés “y no podía más que ir a anunciar lo que había vivido”. Y añadía: “Salir, movernos, llevar la alegría del Evangelio, eso es ser misioneros”.
“Marcos, en su Evangelio, resume la llamada de Jesús a ser discípulos y misioneros”. El Papa subrayaba los dos verbos que surgen de esta llamada: “Estar con Jesús y salir a anunciarlo”. Se trata “de un camino ‘de ida y vuelta’, que tiene a Jesús como punto de partida y de llegada”. Por eso les recalcó a toda la comunidad del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano que “no se olviden de volver a Él, cada noche, después de una larga jornada”. También les puso en guardia contra el clericalismo, “una corrupción almidonada, con la nariz parada, que te aparta del pueblo, te hace olvidar el pueblo de donde saliste. Pablo le decía a Timoteo: «Acuérdate de tu madre y de tu abuela», o sea, vuelve a las raíces, no te olvides de tu madre y de tu abuela. Yo se lo digo a cada uno de ustedes. Volver al rebaño de donde fuimos sacados… «Te saqué de detrás del rebaño»”.
Y concluía deseándoles un “buen camino romano, tomen todas las cosas buenas que puedan encontrar en Roma, las otras no, déjenlas en Roma”.