Sagrado Corazón de Jesús, un latido de misión
- On 16 de mayo de 2023
OMPRESS-MADRID (16-05-23) Una nueva entrega del Tríptico de Enfermos, la publicación de la Unión de Enfermos Misioneros, correspondiente a mayo-junio, anima una vez más a sus destinatarios a sumarse a la labor evangelizadora de la Iglesia, a través de la oración y el ofrecimiento, uniéndose al Corazón de Jesús en un “latido de misión”. El pdf de esta sencilla publicación puede descargarse de la web de las Obras Misionales Pontificias.
La espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús ha sido siempre profundamente misionera, y así numerosas congregaciones religiosas lo incorporaron incluso a su nombre: Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús o Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús, entre muchísimas otras. El Papa Francisco, recoge el tríptico, dirigiéndose precisamente a los Combonianos les hablaba de cómo grandes misioneros, “vivieron su misión sintiéndose animados e ‘impulsados’ por el Corazón de Cristo, es decir, por el amor de Cristo. Y este ‘impulso’ les permitió salir e ir más allá: no solo más allá de los límites y confines geográficos, sino ante todo más allá de sus propios límites personales”.
La reflexión evangélica que suele incorporar la publicación se centra en el “Amemos a Dios, porque Él nos amó primero” de la primera carta de San Juan, acompañada de tres rasgos de la devoción al Corazón de Jesús: recuerdo (volver al corazón), pasión (nosotros somos la pasión de Dios), consuelo (lo que es Dios para nosotros). Y como plegaria, para rezar uniendo los corazones de enfermos y mayores, se recoge un soneto-oración del poeta francés Paul Verlaine: “ves mi costado traspasado, mi corazón que brilla y sangra, y mis pies ofendidos que María Magdalena baña con lágrimas, y mis brazos doloridos bajo el peso de tus pecados”.
El testimonio misionero de este Tríptico recoge la experiencia de la misionera Eva Maldonado, de la congregación de las Hijas de Cristo Rey, en Albania, el país más pobre de Europa, donde ayuda también a los numerosos emigrantes llegados desde Oriente Medio. Habla de las muchas necesidades del día a día, pero añade: “¿sabéis cuál es el hambre principal aquí? El hambre de Dios. La mayoría de los niños nunca han sentido hablar de Jesús, de su vida y sobre todo de la buena Noticia de su Amor para todos”.