Roger, el testimonio de un catequista en Centroáfrica
- On 22 de diciembre de 2023
OMPRESS-REPÚBLICA CENTROAFRICANA (22-12-23) El próximo 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía, la Iglesia española celebra el Día del Catequista nativo, una colecta pontificia que quiere poner el acento en quienes son verdaderos evangelizadores de sus comunidades. Como recuerda un misionero, en la diócesis de Hwange, Zimbabwe, eran dos sacerdotes, tres religiosas y 160 catequistas y las comunidades crecían en número y en calidad.
El misionero José Antonio Arroyo ha hecho una entrevista a Nguendumma Roger, catequista en la diócesis de Mbaiki desde hace más de 20 años. Vive en Mongumba, una localidad de esta diócesis de la República Centroafricana. Roger ha estado recientemente en el centro de catequistas de la diócesis de Mbaiki durante cuatro meses de formación intensiva, porque los mismos catequistas consideran muy importante su actualización formativa. Es padre de cuatro hijos, trabaja como cocinero y lleva 20 años como catequista.
P. ¿Cómo se te ocurrió ser catequista?
Cuando era joven seguía el catecumenado para recibir el bautismo, algo debió de ver en mí el catequista que, cuando él no podía asistir, me confiaba el grupo. Me gustaba y un día le dije al párroco que yo también quería ser catequista. Una vez que recibí el bautismo y fui confirmado empecé como catequista. Esto fue en 2004. Después recibí también el sacramento del matrimonio.
P. ¿Cuál es tu tarea habitual como catequista?
Junto con el sacerdote soy el responsable de la formación de los catequistas. Somos unos 42 en la parroquia. Animo la celebración dominical de la comunidad cuando el sacerdote no está presente. Acompaño también a los catecúmenos que se preparan al bautismo y a los jóvenes que se van a confirmar. Cuando hay matrimonios me ocupo de la formación y de hablarles de que el matrimonio cristiano es una vocación muy bonita.
P. ¿Has recibido algún tipo de formación para realizar esta tarea?
Por iniciativa de mi párroco he seguido unos cursos bíblicos durante 3 años. También he participado en dos sesiones de formación mensuales que la diócesis organiza cada año y en otras organizadas a nivel de arciprestazgo sobre la confirmación. Ahora estamos siguiendo una formación intensiva que abarca muchos de los aspectos de la vida y de la misión del catequista: Biblia, moral, cristología, liturgia y otras que sirven para nuestra vida del día a día: nutrición, albañilería, costura, carpintería… Pero la formación no es algo que recibes y ya está, hay que ir adaptándose para transmitir poco a poco la Palabra de Dios, con paciencia, sin imposición. Sobre todo, lo que cuenta es la fe y el ejemplo que das en la familia, en la relación con tu mujer y tus hijos. La gente me pregunta por qué me he casado tan joven, piensan que el matrimonio no es duradero, pero ya ves, llevo 13 años y funciona. Hay problemas, es verdad, pero Dios nos ayuda siempre, y esto es lo que mostramos a la gente, que entre mi mujer y yo, también está Dios.
P. ¿El matrimonio es una dificultad para los cristianos en Centroáfrica?
Sí. Piensan que es para los viejos, no para los jóvenes. Algunos se desaniman y se echan para atrás por la tradición o por la dote, que a veces está fuera del alcance de la gente sencilla. Yo intento enseñarles que el matrimonio es para este mundo y ahora, no para mañana, que es un buen sacramento y que pueden seguir este camino. Que pueden compartir la Palabra de Dios y perdonarse mutuamente siempre.
P. En la diócesis y en tu parroquia hay campamentos de pigmeos akas. ¿Se interesan ellos también por conocer la Buena Noticia de Jesús?
Entre los 83 catecúmenos que acompaño hay 13 que pertenecen a esta etnia. Normalmente habitan en campamentos en la selva y se van desplazando, según sea el periodo de recolección de algunos de los productos de la selva y de la caza. Para encontrarlos voy pronto a sus campamentos, cuando empieza a amanecer, antes de que se introduzcan en la selva. Teniendo en cuenta su cultura, les hablo de Dios como el Creador de todo los que nos rodea, de la naturaleza y todo lo que ella nos da. Les hablo del Dios de la Biblia y de Jesús. Muy poco a poco, sin prisas ni forzar… con mucha paciencia.
P. ¿Qué dificultades encuentras cómo catequista?
Las dificultades no nos faltan en nuestra iglesia-familia. Muchos se interesan en las cosas de la fe y de la iglesia, pero después no aceptan cambiar algunos aspectos de su vida. Quieren ser cristianos, pero no cambiar de vida, reciben los sacramentos del bautismo, eucaristía y confirmación, pero no quieren ni casarse, ni confesarse… La tradición, aunque tiene cosas positivas, a veces pone muchas dificultades a un catecúmeno para que pueda vivir su fe. Si se toca la tradición algunos murmuran, por eso hay que ir poco a poco. Las sectas atraen a muchos de nuestros cristianos por sus cantos y danzas. La poligamia es otra dificultad. Algunos catequistas y cristianos que se van de la comunidad porque se han hecho polígamos, difaman a la Iglesia.
P. ¿Qué dirías a quien quiere ser catequista?
Es verdad que hay jóvenes que se acercan a mí y a los viejos catequistas para decirnos que quieren ser catequistas como nosotros. Eso nos anima. Hemos sido un ejemplo para ellos. Yo les digo la frase de Jesús: “aquel que quiera guardar su vida la perderá… el que la entregue la encontrará” (Mt 16, 25). Ser catequista es dar tu tiempo, tus habilidades, a ti mismo… no es para cómodos… para que otros encuentren a Jesús, el mejor de los tesoros.