Recordando a Pauline Jaricot, allí donde vivió y fundó el Domund
- On 31 de octubre de 2025
OMPRESS-LYON (31-10-25) Fue en Lyon donde comenzó todo. Una chica veinteañera, Pauline Jaricot, creó, con la ayuda de las obreras que trabajaban en las fábricas de seda de la ciudad, una red de apoyo a las misiones que hoy se ha extendido a todo el mundo. Era la Obra de la Propagación de la Fe, el Domund, que los Papas hicieron suya convirtiéndola en Obra Pontificia.
El padre Rafael Rámila pertenece a la Sociedad de María, los Padres Maristas. Desde hace unos años es capellán en París de dos colegios de su congregación. Los Padres Maristas, como la Obra de Pauline Jaricot, también fueron fundados en Lyon. Desde allí escribe compartiendo su visita a los lugares donde vivió la beata francesa.
“En junio de este año hice el propósito de volver a Lyon y hacer una peregrinación por los ‘lugares santos’ donde Pauline Jaricot vivió, rezó, sufrió y fundó la Obra de la Propagación de la Fe. En la oficina de las Obras Misionales Pontificias de Lyon me indican el itinerario que debo seguir: Iglesia de San Nizier, Iglesia de San Policarpo y la Casa de Loreto, situada en la colina de la Fourvière. Camino primero hacia San Nizier. Es lunes y la iglesia está cerrada. Por temor de que me suceda lo mismo con san Policarpo, cambio de rumbo, cruzo el Saona y me adentro en las callejuelas del ‘Lyon Antiguo’. Cerca de la catedral me topo con unas escaleras que suben hacia la Fourvière. Pregunto a una señora y me dice que sí, que esas gradas me llevan a la casa de Loreto, donde la Beata Pauline vivió desde 1832 hasta su muerte en 1862. Cuento los escalones. Son unos 250 y tengo que descansar cada 20 con el fin de no asfixiarme. Para llegar a la casa de Loreto aún tengo que subir otros 40 escalones. A la entrada de la propiedad se encuentra la Capilla de Santa Filomena, mártir romana de la que Paulina trajo unas reliquias en un viaje a Italia. Compartirá una de las reliquias con el Santo Cura de Ars, que popularizó enormemente la devoción a esta santa. Rezo un rato en esta capilla: por las Obras Misionales Pontificias y su labor de evangelización en el mundo entero; por las vocaciones misioneras, para que los jóvenes descubran la belleza del amor de Dios y la amistad con Jesucristo… Subo aún unos cuantos escalones más y estoy en la conserjería de la Casa de Loreto. Un señor me acoge muy bien y me da las explicaciones precisas para la visita de la casa, (con una audioguía en el teléfono). Las salas, que fueron lugares de trabajo de Pauline y sus colaboradoras hoy son museo que te introduce en el mundo de las Misiones del siglo XIX: China, Luisiana, Canadá, Oceanía… Hay mapas, cartas, fotos, objetos de artesanía… Me emociona ver una vitrina dedicada a San Pedro Chanel, marista, protomártir y patrono de Oceanía: un relicario, fotos, la azuela con que fue rematado por un verdugo el 28 de abril de 1841… En uno de los rincones de otra sala se encuentra la cama que servía a la Beata Pauline para descansar. En la cabecera hay dos reclinatorios, que invitan claramente a ponerse de rodillas y rezar; así lo hago, pidiendo de nuevo por la evangelización del mundo y las vocaciones misioneras. Regreso a la conserjería y compro una biografía de la Beata Pauline, un rosario… El conserje me regala unas medallas y, al bajar, de nuevo rezo un rato en la Capilla de Santa Filomena.
Me queda aún la visita-peregrinación a las Iglesias de San Policarpo y San Nizier. A primera hora de la tarde pruebo fortuna con San Policarpo. Sí que está abierta. Tiene un porte majestuoso y solemne, casi de catedral. Avanzo por la nave lateral derecha y cruzando al lado izquierdo, en la capilla dedicada a San Francisco Javier, patrono de la misiones, descubro una placa que dice: ‘Aquí se encuentra el corazón de la Beata Pauline Jaricot’. Con mi sensibilidad actual no me intereso por el corazón como órgano vital para el cuerpo, sino por el ‘corazón espiritual’ de Pauline que ardió de amor por Dios y su Hijo Jesús, así como de amor por tantos millones de seres humanos que no conocen a Dios y no saben de su amor… Para eso Pauline fundó la Obra de la Propagación de la Fe, para que cuantos habitamos este mundo conozcamos que Dios nos ama con infinita ternura.
Al día siguiente peregrino a San Nizier, que se encuentra en el barrio llamado de los ‘Cordeleros’. Es también una iglesia de porte magnífico. En este lugar, cuando Pauline tenía 15 años, escuchó un sermón que la dejó totalmente conmovida y decidida a cortar con su vida frívola para entregarse totalmente a Dios. Allí mismo se confesó con el padre que había predicado el sermón; fue el inicio de su conversión y cambio radical de modo de vida. Abandona sus vestidos y sus joyas de ‘joven burguesa’ y se viste como una simple obrera. En adelante pasará muchas horas de oración y adoración al Señor Sacramentado (a veces hasta noches enteras). Algunas personas le ofrecieron entrar en la vida religiosa; ella no aceptó porque sintió profundamente que Dios la llamaba a ‘permanecer en el mundo’ como seglar, pero entregada totalmente a Él y a su obra de salvación. Así nació la Obra de la Propagación de la Fe y del Rosario Viviente… Avanzo por la nave lateral derecha y al final encuentro la capilla dedicada a Nuestra Señora de Gracia. En el lado izquierdo de la capilla descubro el enterramiento de la Beata Pauline: sobre la lápida leo: ‘Aquí reposa Marie-Pauline Jaricot, 1799-1862’. Una planta con ramas verdes y otra de flores blancas dan un toque de sencillez austeridad al conjunto. Y de nuevo, una oración al Señor para que, por intercesión de la Beata Pauline, mueva el corazón de los jóvenes y los haga solidarios con la salvación de tantos millones de personas que viven en las tinieblas de la ignorancia. Una nota informativa sobre una mesa indica que hay abierta una suscripción popular para costear los gastos de una estatua de la Beata Pauline que será erigida en esta iglesia en el mes de noviembre. ¡Beata Paulina Jaricot, ruega por nosotros!”.

