“Quid et quomodo”, la novela de un misionero
- On 14 de noviembre de 2025
OMPRESS-ORENSE (14-11-25) “Quid et quomodo – una novela sin desenlace” es el título de la obra del escritor ferrolano Francisco J. Ruiz Eldereguía, que tiene como hilo conductor los hechos y vivencia del misionero San Francisco Blanco, el patrono de los misioneros de Orense, y uno de los primeros mártires de Japón.
El pasado 15 de octubre, el autor presentó su novela en el Edificio Marcos Valcárcel de Orense, la vida de un santo contada de una forma amena y alejada de las hagiografías. La novela ambientada en los Reinos de España, las rutas marítimas y el Japón del siglo XVI. En el país asiático es el periodo “Nanban” (bárbaros del sur), una expresión china usada también en Japón. Se extiende desde la llegada de los navegantes y comerciantes portugueses a la isla de Tanegashima en 1543, hasta el año 1639, en que el régimen militar feudal decreta el cierre total del país a los extranjeros. Un periodo en el que tuvo lugar el encuentro de la cultura nipona con la europea a través de los intercambios comerciales y de la evangelización de los misioneros portugueses y españoles procedentes respectivamente, del puerto de Macao en China, y de Manila en las Islas Filipinas.
Tras la acogida llegó la persecución, ilustrada en la conocida novela “Silencio” de Shusaku Endo, que Scorzese llevó al cine. La primera gran sacudida de esta persecución se refleja en “Quid et quomodo”.
Francisco Blanco nació en O Tameirón, en las cercanías de Monterrey, en Galicia. Muy joven abandonó todo y, como religioso franciscano, partió hacia Filipinas como misionero, aunque solo era diácono. Fue ordenado sacerdote durante su paso por México, antes de embarcarse en el famoso galeón de Filipinas. Terminó sus estudios teológicos en Manila, y partió hacia Japón, con su maestro, San Martín de la Ascensión. Arrestado en Osaka en 1596, fue llevado con sus compañeros a Meaco. El 2 de enero les cortaron la oreja izquierda a todos y fueron llevados en un carro, expuestos a la burla de la gente, hasta llegar a Nagasaki, donde fueron crucificados el 5 de febrero de 1597. Son los 26 mártires de Nagasaki, entre ellos el conocido Pablo Miki: 20 japoneses, un indoportugués, un hijo de españoles nacido en México, y cuatro españoles, uno de ellos Francisco Blanco que solo tenía 27 años.

