Papa Francisco: “No tengáis miedo de arriesgaros en los caminos de la misión”
- On 12 de febrero de 2019
OMPRESS-MADRID (12-02-19) El pasado viernes el Papa Francisco recibía en audiencia a la Sociedad de Misioneros de África y a la Congregación de las Misioneras de Nuestra Señora de África, con motivo de la celebración del 150 aniversario de la fundación de estas dos instituciones misioneras. El Papa agradeció a las Hermanas Blancas y a los Padres Blancos, como son conocidos popularmente, “su servicio a la misión de la Iglesia, vivido con pasión y generosidad”, desde que fueran fundados por el cardenal Lavigerie.
Les recordó que su fundador, en aquel entonces arzobispo de Argel, tenía en el corazón la pasión por el Evangelio y el deseo de anunciarlo a todos, haciéndose todo a todos: “Por este motivo, vuestras raíces están marcadas por la misión ad extra: está en vuestro DNA”. La elección de estas misioneras y misioneros de consagrar la vida a Jesús surge de un encuentro de amor con Él: “Es siempre por Él, con Él y en Él que se vive la misión. Por eso os animo a tener la mirada fija en Jesucristo, para no olvidaros nunca que el verdadero misionero es antes que nada un discípulo. Empeñaos en cultivar el especial vínculo que os une al Señor, por medio de la escucha de su Palabra, la celebración de los sacramentos y el servicio a los hermanos, para que vuestros gestos manifiesten su presencia, su amor misericordioso, su compasión hacia aquellos a los que el Espíritu os envía y conduce. Que la celebración de vuestro jubileo os ayude a convertiros en ‘nómadas del Evangelio’, hombres y mujeres que no temen ir a los desiertos de este mundo y buscar juntos los medios para acompañar a los hermanos hasta el oasis que es el Señor, para que el agua viva de su amor extinga a todos ellos su sed”.
“En la fidelidad a vuestras raíces”, continuaba el Papa Francisco, “no tengáis miedo de arriesgaros en los caminos de la misión, para dar testimonio de que Dios es siempre novedad”. Les animaba a que en cualquier lugar al que han sido enviados contribuyan “a hacer crecer la cultura del encuentro, estar al servicio de un diálogo que, en el respeto de las diferencias, sepa extraer riqueza de la diversidad de los demás. Y os agradezco en especial por la labor que habéis llevado a cabo a favor del diálogo con el Islam, con las hermanas y hermanos musulmanes. Con el estilo y la simplicidad de vuestro modo de vivir, manifestáis también la necesidad de cuidar nuestra casa común, la tierra. En la estela del cardenal Lavigerie, estáis llamados a sembrar esperanza, luchando contra todas las formas de esclavitud de hoy; haciéndoos cercanos a los pequeños y a los pobres, a cuantos esperan, en las periferias de nuestra sociedad, ser reconocidos en su dignidad, ser acogidos, protegidos, levantados, acompañados, promovidos e integrados”.