Orar por la liberación de los menores secuestrados en Nigeria

  • On 17 de diciembre de 2020

OMPRESS-NIGERIA (17-12-20) El pasado viernes, terroristas de Boko Haram atacaban una escuela y secuestraban a más de 300 estudiantes de secundaria, en el enésimo secuestro y violencia perpetrado por el extremismo islámico en Nigeria. Antes de ayer también era secuestrado un sacerdote. El secuestro de los alumnos del colegio de secundaria de Kankara, una localidad del norte del país, a unos 100 kilómetros de la frontera con Níger, ha sido un episodio más de una situación que no parece cambiar.

La mayor parte de los estudiantes, el 99%, son musulmanes. De hecho la diócesis de Sokoto ha informado que sólo tres estudiantes son católicos. Aunque al principio parecía que las fuerzas armadas habían podido localizar y rescatar a los menores secuestrados, no ha sido así. Estas noticias recuerdan las que se divulgaron tras el secuestro de más de 400 niñas, en su mayoría cristianas, de la escuela secundaria de Chibok en 2014, que nunca fueron rescatadas. Otra invasión de Dapchi, una escuela secundaria en el estado de Yobe, provocó el secuestro de cientos de estudiantes, en su mayoría musulmanas. Todos menos la cristiana Leah Sharibu, que se negó a la conversión forzada al Islam, fueron puestos en libertad. El ataque de Kankara fue reivindicado por el líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, que, según él, tenía como objetivo “promover el Islam y desalentar las prácticas no islámicas, ya que la educación occidental no es el tipo de educación permitido por Alá y su santo profeta”.

El National Inter-Faith and Religious Organization for Peace (NIFROP), la Organización Interreligiosa por la Paz, llevaron a cabo el pasado martes una sesión de oración durante todo el día por la vuelta segura a sus hogares de los estudiantes secuestrados. Como han explicado desde esta organización que acoge a todas las confesiones religiosas, “la mejor manera de sacar a la nación de las garras de los agentes de la oscuridad empeñados en traer dolor, lágrimas y sangre a los nigerianos es volver a Dios”.

Ese mismo día, el martes 15 de diciembre, era secuestrado el padre Valentine Oluchukwu Ezeagu, miembro de la Congregación de los Hijos de María Madre de la Misericordia, de la diócesis de Umuahia, mientras se dirigía en coche a Anambra, en el sureste de Nigeria. Se dirigía al funeral de su padre. El secuestro del P. Ezeagu tiene lugar a poco más de tres semanas del secuestro del P. Matthew Dajo, sacerdote de la archidiócesis de Abuja, que fue liberado después de diez días de cautiverio. El arzobispo de Abuja, Mons. Ignatius Kaigama, ha declarado que “el nivel de incidentes y la aparente impunidad se han vuelto inaceptables”. Los obispos católicos de Nigeria han pedido repetidamente al gobierno que adopte medidas estrictas para proteger a sus ciudadanos.

 

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